“Con ‘Falsa Guerra’ estoy tratando de inventar mi propia categoría de exilio”: Carlos Manuel Álvarez
En conversación con la escritora chilena Paulina Flores, la ecuatoriana Mónica Ojeda y Francesco Manetto, quien moderó la charla, el escritor cubano Carlos Manuel Álvarez explicó que “Falsa Guerra” es un texto un poco fragmentado, que gira alrededor de un centro vacío, a través “de una traducción disimulada de la experiencia del desarraigo.
Durante el último día del Hay Festival 2021, el escritor y periodista cubano Carlos Manuel Álvarez reflexionó acerca de la violencia, el desarraigo y el exilio, como elementos presentes en su obra literaria “Falsa Guerra” (Sexto Piso, 2021), en donde lo íntimo le resulta importante.
“Me interesa explorar la violencia como una forma de la belleza y como una expresión de la intimidad, entiendo siempre que la condición íntima es una condición muy política, no desconectándola de las cuestiones públicas y de la comunidad“, apuntó.
En conversación con la escritora chilena Paulina Flores, la ecuatoriana Mónica Ojeda y Francesco Manetto, quien moderó la charla, el escritor cubano explicó que “Falsa Guerra”, es un texto un poco fragmentado, que gira alrededor de un centro vacío, a través “de una traducción disimulada de la experiencia del desarraigo. Es una condición inevitable”.
Dijo que esa cuestión sobre el sujeto exiliado lo analizó una vez que migró de Cuba y, con ello, crear su propia categoría de exilio.
“Creo que en Falsa Guerra intento poner en discusión el lugar de enunciación de un sujeto exiliado, que está anclado a la modernidad guerraria. Y estoy tratando de inventar mi propia categoría de exilio, porque las que había y me representaban de algún modo, en otras podían generarme mucha incomodidad”, agregó.
Dijo, que a partir de esto, también comenzó a explorar sobre la lógica que tiene el desarraigo para él y cómo se relaciona con otros afectos.
“La lógica del desarraigo tiene, en primera instancia, un ejercicio de la nostalgia que, me parece, la nostalgia es un sentimiento reaccionario, y no así el ejercicio de la melancolía que es algo que puede incluir el sentido del humor o que intenta trabajar con la tristeza y desarraigo desde otro lugar, no desde la sublimación del pasado sino de la actualización de la experiencia de la vida“, indicó.
Refirió que durante el proceso de escritura también se detuvo a pensar sobre de la lectura de los otros sobre lo que él mismo escribió, y cómo el cuerpo pude reflejarse en la experiencia de la palabra escrita.
“La literatura siempre produce sentidos oblicuos y yo intento producir textos no sólo desde la literatura sino desde el periodismo y como ciudadano”, refirió.