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Centros de conversión sexual en México, ineficaces y altamente peligrosos: activista

Por Staff Códice Informativo - 28/06/2019

Iván Tagle es el presidente de Yaaj, una asociación que lucha contra estas prácticas y ayuda a jóvenes a salir de ellas

 Centros de conversión sexual en México, ineficaces y altamente peligrosos: activista

Foto: Archivo

México, 28 jun (EFE).- Las terapias de conversión sexual continúan vigentes en México pese a su probada ineficacia y los grandes riesgos que entrañan para las personas del colectivo LGBT, quienes llegan a sentirse enfermos y padecer un peligroso proceso de despersonalización.

Este tipo de tratamientos, cuyo término más exacto es el de Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG), engloban maltrato físico, privación de la libertad, violencia económica y hasta violaciones grupales con el pretexto de “curar” a gays, lesbianas o personas de su sexualidad o identidad de género.

Iván Tagle es el presidente de Yaaj, una asociación que lucha precisamente contra estas prácticas y ayuda a jóvenes a salir de ellas.

Cuando tenía 15 años, fue recluido por el Grupo de Apoyo San Agustín, donde durante tres días no pudo comer, dormir ni beber.

“Te despersonaliza, después de tres días sin dormir lo único que quieres es dormir y la única manera de lograrlo es haciendo lo que tu torturador quiere que hagas”, detalló el joven.

De esta manera, los “pacientes” de estos centros dejan de ser quienes eran y “compran los engaños y prejuicios” hasta creerse personas enfermas que necesitan aceptación del grupo.

Desde 1990 la homosexualidad ya no figura en el catálogo de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud, tras múltiples protestas por parte de asociaciones y sociedad civil.

Durante dos años y medio Iván estuvo inmerso en esta agrupación y haciendo un tipo de activismo en el que trataba de ayudar a otros jóvenes que dudaban sobre su sexualidad animándolos a acudir a terapias para curarse. Él ya era “exgay”.

Existen muchos tipos de terapias de conversión sexual entre las que el activista destacó las que sufren las mujeres lesbianas, que llegan a ser sometidas a violaciones consentidas por las familias para ver si manteniendo relaciones con un hombre “se les cura” su atracción por las mujeres.

Este tipo de tratamientos causan estragos en las mentes de los que las sufren, sobre todo porque la mayoría son adolescentes que están todavía formando su modo de pensar.

De acuerdo con un estudio de la Universidad de San Francisco, explicó Tagle, las secuelas de quienes experimentan estas prácticas incluyen un aumento en la posibilidad de tener depresión, riesgo de suicidio y hasta tres veces más probabilidades de tener relaciones sexuales de alto riesgo “a modo de suicidio más silencioso”.

Asimismo, también afecta a la autoestima y genera barreras en el pleno desarrollo de la personalidad, “lo que genera desigualdad social (…) entre los jóvenes, que son las principales víctimas”, detalló el activista.

Y es precisamente durante el proceso de desarrollo de secuelas cuando algunos de los “pacientes” son conscientes de que la sexualidad y la identidad de género no pueden cambiarse, solo reprimirse.

“La mayoría de los casos que salen de este espacio es porque tocan fondo. Se dan cuenta al fin de que hay muchas formas de vivirse homosexual como hay muchas formas de vivirse heterosexual”, especificó Tagle, que hoy tiene 30 años.

 

Por su parte, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) presentó recientemente en la Ciudad de México la guía “Nada que curar”, elaborada conjuntamente con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Yaaj, entre otros, y dirigida a orientar a profesionales de la salud mental con respecto al combate de los ECOSIG.

La guía contiene recursos basados en investigaciones sobre los efectos negativos de los ECOSIG y los efectos positivos de una terapia de aceptación y recoge desde definiciones de conceptos básicos de diversidad sexual hasta un código ético, pasando por el papel de las familias o la demostración de que estas terapias no son científicamente probables. EFE


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