×

Busquedas Populares


×

Opinión



Secciones




Aviones y helicópteros, enemigos de los políticos mexicanos

Por Staff Códice Informativo - 24/12/2018

Por lo menos una decena de personalidades mexicanas han perecido en accidentes aéreos. La mitad de ellas en lo que va de este siglo

 Aviones y helicópteros, enemigos de los políticos mexicanos

Foto: WIkicommons

Muchos políticos mexicanos han muerto en accidentes aéreos. La mayoría de estos casos cuentan con halos de sospecha que los convierten en verdaderas leyendas urbanas. No obstante, en pocas ocasiones se han logrado vincular muertes de este tipo con conspiraciones o asesinatos.

Uno de los casos más antiguos en que un político mexicano murió al desplomarse su avión, afectó a Carlos Alberto Madrazo Becerra, padre de Roberto Madrazo Pintado. Madrazo Becerra murió en un accidente fatal el 4 de junio de 1969. EL priista se disponía a participar un evento en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, cuando el avión en el que viajaba se estrelló contra un cerro. De Madrazo solo quedó una mano con el anillo matrimonial, lo que contribuyó para su identificación.

Durante el sexenio de Vicente Fox Quezada, la muerte alcanzó de manera similar al entonces Secretario de Seguridad Pública Federal, Ramón Martín Huerta. En 2005, el funcionario viajaba en un helicóptero cuando un accidente terminó con su vida en el municipio de Xonacantán, Estado de México, en la zona de La Marquesa.

Tres años más adelante, el 4 de noviembre de 2008, el que murió en un accidente fue Juan Camilo Mouriño, entonces secretario de Gobernación de Felipe Calderón Hinojosa. La muerte de Mouriño, que se produjo tras caer su avión en plena Zona Metropolitana de México, generó en su momento numerosas dudas sobre su naturaleza.

Recientemente, en el marco del juicio de Joaquín el “Chapo” Guzmán, que se celebra en la ciudad de Nueva York, se mencionó la posibilidad de que el incidente haya sido provocado por elementos criminales. Estas hipótesis conspiratorias toman relevancia cuando se toma en cuenta que en 2011, perdió la vida de una forma parecida otro secretario de Gobernación calderonista: Francisco Blake Mora, quien vio sus días finalizados tras un colapso aeronáutico sobre Chalco.

También hay queretanos

Entre la muerte de Mouriño y la de Blake, otros políticos mexicanos pasaron a la otra vida de maneras parecidas. El caso más emblemático es el de José Manuel Maldonado, entonces alcalde de Piedras Negras, cuyo avión se precipitó sobre la presa “La Fragua” en 2010.

Un accidente de este tipo muy relevante, no solo para Querétaro sino para toda la región del Bajío, fue el que terminó con las vidas de Juan Ignacio Torres Landa y Manuel Palacios Alconocer, quienes perdieron la vida en junio de 2013 al desplomarse en San Luis Potosí el helicóptero en el que viajaban.

El primero había intentado ser gobernador de Guanajuato por el PRI un año antes, mientras que el segundo, era hermano del priista queretano Mariano Palacios Alcocer.

Fuera de la política

No solo los políticos han sido célebres por morir en accidentes aéreos. Desde que Pedro Infante falleció en 1957 mientras sobrevolaba la ciudad de Mérida Yucatán, otras personalidades de la cultura nacional han perdido la vida de maneras similares.

Un ejemplo significativo es el escritor guanajuatense Jorge Ibargüengoitia, quien esperaba aterrizar en Madrid cuando el avión en el que se encontraba tuvo una falla que terminó con las vidas de los pasajeros, incluyendo el escritor. Ibargüengoitia era reconocido por su humor y por las situaciones de paranoia en las que vivían sus personajes. Cuando el accidente ocurrió en 1983, Ibargüengoitia tenía 55 años.

De un modo similar pereció la cantante Jenni Rivera en diciembre de 2012. La avioneta en la que viajaba desde Monterrey tuvo algunos problemas y se precipitó a tierra terminando con la vida de la actriz. En su momento también hubo muchas teorías conspirativas al respecto. Algunas de las cuales vinculaban a la cantante con el crimen organizado, aunque nada de esto ha posido probarse hasta el día de hoy.

 

 


Otras notas



De nuestra red editorial