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Miguel MacA�as, el “Miguel A?ngel” mexicano que replicA? la Capilla Sixtina en una iglesia de la CDMX

Por Staff Códice Informativo - 19/03/2018

A sus mA?s de 70 aA�os, Miguel MacA�as camina sonriente por la iglesia, ha invertido las A?ltimas dos dA�cadas en llevar la emblemA?tica Capilla Sixtina a un humilde barrio de Ciudad de MA�xico

 Miguel MacA�as, el “Miguel A?ngel” mexicano que replicA? la Capilla Sixtina en una iglesia de la CDMX

Foto: Especial

A sus mA?s de 70 aA�os, Miguel MacA�as camina sonriente por la iglesia mientras recibe la felicitaciA?n de algunos feligreses. Los cumplidos lo valen, pues ha invertido las A?ltimas dos dA�cadas en llevar la emblemA?tica Capilla Sixtina a un humilde barrio de Ciudad de MA�xico, donde pocos pueden visitar Roma.

Una pura coincidencia fue la que llevA? a este diseA�ador jubilado a pintar una rA�plica exacta de la mA?s cA�lebre obra de Miguel A?ngel en el techo de la Parroquia Nuestra SeA�ora del Perpetuo Socorro, en el noreste de la capital mexicana.

Cuando en 1999 fue invitado por un amigo a Roma, no perdiA? la oportunidad de visitar el Vaticano. AllA� comenzA? a medir con pasos el tamaA�o de la capilla: uno, dos, tres… Las medidas eran casi idA�nticas a las de la parroquia que frecuentaba en su barrio.

“Las medidas se parecA�an y tuve la idea que lo podA�amos pintar aquA�”, contA? MacA�as. Al regresar a Ciudad de MA�xico, se reuniA? con el padre de la parroquia y le propuso la idea: “Le dije que me acababa de jubilar y tenA�a todo el tiempo del mundo”.

Unos amigos arquitectos calcularon las medidas exactas de la parroquia y efectivamente correspondA�an a los 500 metros cuadrados de la Capilla Sixtina.

La A?nica diferencia es la altura, pues la parroquia mexicana es 10 metros mA?s baja que la Sixtina, algo de lo que MacA�as presume, pues ello permite observar la pintura “mucho mA?s cerca”.

Tras un aA�o de cA?lculos, MacA�as se puso manos a la obra. Mediante sus nociones de pintura, la ayuda de un libro adquirido en Roma y casi sin recursos econA?micos, pintA? con enorme exactitud “La creaciA?n de AdA?n”, el fresco mA?s reconocido de la Capilla Sixtina.

“Dije que tardarA�a unos seis aA�os como mA?ximo y ya llevo 18 aA�os. No lo creo todavA�a. Como es a tamaA�o original, las figuras son enormes”, explicA? MacA�as, quien rA?pidamente topA? con la realidad y la falta de recursos, que le obligA? a vender televisiones, licuadoras y planchas para terminar su obra.

“Miguel A?ngel estuvo cuatro aA�os (para pintarlo). A A�l le pagaron, le ayudA? la familia Medici y era un genio, pero yo no. Yo ni pintor me considero. Esto es una obra de Dios, yo solo hice lo que me correspondA�a hacer”, relatA?.

Instalado en un taller improvisado en un tejado de la parroquia, pintaba los lienzos de 15 metros de ancho que luego pegaba en el techo de la iglesia. En ese taller sufriA? caA�das, sofocos, inundaciones y robos pero para aguantarlo todo escribiA? un lema en una cortina: “No te rindas, Miguelito”.

Poco a poco, su tarea llegA? a oA�dos de pintores de todo el paA�s que se acercaron a la parroquia para ayudarlo desinteresadamente, como Gustavo, que durante los A?ltimos cinco aA�os se ha desplazado cada jueves y viernes a Ciudad de MA�xico desde Cuernavaca para echar una mano a quien llama “el maestro Miguel”.

Gracias a estas ayudas de “un valor incalculable”, ya ha logrado terminar todas los lienzos, de los que solo quedan cuatro por pegar. Durante el tiempo que ha tardado, tres Papas distintos han pasado por el Vaticano.

Solo hay dos pequeA�os detalles, difA�ciles de apreciar, que distinguen la capilla de Miguel A?ngel de la de Miguel MacA�as. En la original hay una parte deteriorada que MacA�as restaurA? en su rA�plica, ademA?s de incluir los nombres de quienes le ayudaron durante estas casi dos dA�cadas.

“Como aquA� no se paga a nadie y todo es por amor al arte, en cada lienzo que terminA?bamos ponA�amos los nombres pequeA�os” para agradecer a “todos los que han pasado por aquA�”, explicA? MacA�as.

“A?Bravo!”, le exclaman algunos vecinos que pasan por la parroquia, aunque cuando comenzA? en el aA�o 2000 muchos no entendA�an quA� estaba haciendo: “Los feligreses no sabA�an ni quA� era. Me preguntaban por quA� pintaba desnudos. Yo les decA�a que preguntaran al Papa, que A�l los tiene allA� arriba”, relatA? entre risas.

El cansancio, la falta de dinero y las pocas horas que ha pasado con su familia durante este tiempo son algunos de los inconvenientes de su trabajo, aunque “ha valido la pena” ya que ha podido “sentir” lo mismo que sintiA? Miguel A?ngel, algo que “no puede expresar con palabras”.

Lo importante es que Miguelito nunca se rindiA? en 18 aA�os. Y hoy puede decir: “Nunca antes lo que siempre habA�a estado tan lejos, lo habA�amos tenido ahora tan cerca”. EFE


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