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El poder transformador de la marca empleadora en Mipymes

Por Staff Códice Informativo - 12/12/2017

Texto: José A. Pérez Grovas / Grupo Ciceso   La forma en la que la personas se relacionan con el trabajo (oficina, horarios, jefes, salario […]

 El poder transformador de la marca empleadora en Mipymes

Foto: Archivo

Texto: José A. Pérez Grovas / Grupo Ciceso

 

La forma en la que la personas se relacionan con el trabajo (oficina, horarios, jefes, salario y compañeros) ha cambiado para siempre; hoy muchos dueños y directores de empresas aseguran que lo más importante en las organizaciones es la gente, sin embargo en nuestra experiencia, tras haber colaborado con más de mil empresas de diversos giros, tamaños y culturas, encontramos que los colaboradores casi nunca perciben esto como cierto.

¿Qué nivel de aceptación e impacto tienen en los colaboradores los esfuerzos y recursos que hacia ellos, en teoría, se dirigen?

Imagina que todos los colaboradores de la empresa en la que trabajas, reciben una oferta de trabajo con mejor remuneración económica, ¿qué porcentaje crees que la aceptaría? ¿Por cuánto más la tomarían? ¿Qué otros factores crees que considerarían para tomar la decisión? Y para quienes no la aceptaran, ¿qué factores crees que los detendrían? ¿Qué valorarían más que un aumento en su remuneración económica?

Ahora pensemos en términos de procesos de reclutamiento y selección, ¿qué tanto esfuerzo, tiempo y recursos cuesta encontrar el talento que una empresa necesita? Casi ninguna empresa tiene calculado el costo de capacitar a un integrante nuevo en competencias técnicas y en el proceso de adaptación a la empresa, pero se estima que es entre 30 y 40 por ciento de su salario anual. ¿Cuántas personas esperan una oportunidad para ingresar a trabajar en tu empresa? ¿Cuál crees que sea la opinión que tienen sobre la empresa los potenciales colaboradores? De las personas que contratas, ¿cuántas renuncian antes de los seis meses?

Estos planteamientos son solo un preámbulo para reflexionar sobre la complejidad del concepto de capital humano y lo conveniente que es diseñar y crear de forma colaborativa una marca empleadora, más allá de hacer esfuerzos aislados para cubrir el hueco de alguien que se fue, meter más manos para salvar una cuenta, organizar una conferencia motivacional o recibir una certificación.

Algunos indicadores que se usan para poder medir la marca empleadora son: tasa de rotación, encuestas de clima, time-to-fill (una métrica que las organizaciones utilizan para medir el tiempo que toma una vacante en ocuparse a partir del momento en el que es anunciada), encuestas de engagement, promedio de postulantes por año, productividad por empleado, cost to hire (un concepto que se refiere a los costos de reclutamiento e integración que implica para una organización incorporar a un nuevo colaborador) y employee Net Promoter Score (índice utilizado para medir el involucramiento y la lealtad hacia la empresa por parte del empleado). 

Mientras que los atributos más importantes que promueven las empresas como parte de su marca empleadora son: buen ambiente de trabajo, los valores de la organización, ser considerada una organización líder en su sector, crecimiento dentro de la organización, cultura organizacional, reconocimientos, flexibilidad de horario, diversidad entre los colaboradores, códigos de vestimenta, uso de tecnología y redes sociales, y beneficios flexibles.

Hay empresas que ante este panorama han adoptado una postura creativa, humana, sustentable y apasionada, la cual les ha permitido alcanzar éxitos que podemos tomar como referencia y así tratar a la gente de forma excepcional para obtener los resultados que buscamos. Hemos visto que es posible construir lugares donde además de trabajar, se viva plenamente; donde además de cumplir objetivos, los colaboradores se autorealicen; donde en vez de un número de empleado, la persona tenga nombre propio, al igual que su pareja, familia, sus pasatiempos y sus sueños. Empresas que son lugares para trascender, donde realmente se desarrolla el potencial.

Cada empresa es distinta, conformada por una mezcla muy particular de factores, desde el origen de la organización, la personalidad de sus fundadores, el producto o servicio que ofrecen, sus valores, la gente que ha participado y los que conforman actualmente el equipo, la propuesta de valor individual y compartida, además de su cultura.

Transformaciones como la instauración de la marca empleadora separan a negocios comunes de empresas ejemplares, permiten la evolución de empleados a embajadores de marca, y convierten a detractores en promotores. El proceso debe comenzar con un entendimiento claro y profundo de todas estas variables, para poder así deconstruir la organización y diseñar la mejor versión posible de la compañía y cada una de las personas que viven y colaboran en ella.

Tradicionalmente se cree que estos procesos son para empresas transnacionales o grandes corporativos, pero nuestra experiencia ha demostrado que su implementación en micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) dan resultados inimaginables desde el comienzo de la intervención, con una relativa sencillez y además con mucha diversión. Vale la pena considerar que de acuerdo a los resultados del más reciente Censo Económico llevado a cabo por el Inegi, en nuestro país hay aproximadamente 4 mil 15 millones de unidades económicas (empresas), de las cuales el 99.8 por ciento son Mipymes que generan el 52 por ciento del producto interno bruto (PIB) y el 72 por ciento de los empleos en el país.

Crear una cultura organizacional rentable y humana, al tiempo que se construye una marca empleadora que haga sentir orgullo y pertenencia, es un asunto que tiene más que ver con deseo que con inversión, es un tema de escoger en dónde se pone la atención y de asumir la responsabilidad impostergable de buscar la transformación profunda de México, desde nuestros propios lugares de trabajo y vida. Se trata de lograr que en la empresa se vivan los valores con compromiso e integridad.

Por último, reflexionemos sobre el poder que tienen las empresas en múltiples sentidos. Las personas pasamos más horas en el trabajo que en cualquier otro lado, convivimos entre colaboradores más tiempo del que lo hacemos con nuestros amigos o familiares, las jornadas laborales resultan más largas que las escolares, y ahí mismo tomamos varias comidas. Ahora se sabe, que es en el ambiente laboral donde se desarrollan las principales causas de riesgo y enfermedades psicosociales (estrés, mobbing, síndrome de burnout, entre otras), entonces la gran influencia que tienen las empresas sobre los individuos se hace evidente.

Mirando nuestro entorno, entendiendo el momento histórico en el que nos encontramos y aceptando que hay infinidad de posibilidades y soluciones para los retos a los que se enfrenta cualquier organización, elijamos que, desde donde estemos, cooperemos para que haya empresas donde el bienestar de las personas esté al centro. Gente contenta, en crecimiento, unida, apasionada, incluyente, retada, libre, auténtica, que trabaja en equipo, orientada a metas trascendentes, agradecida y sin perder de vista el enfoque empresarial. Esto no pone en riesgo la rentabilidad, al contrario, la multiplica y asegura el éxito en el largo plazo.

Generar este cambio dentro de las empresas y crear una marca empleadora  basada con honestidad en lo trascendente y colectivo, es lo que necesitan las nuevas generaciones de trabajadores. Tomemos un mejor rumbo, construyamos un nuevo ecosistema laboral, mejoremos nuestro presente, corrijamos el futuro de los niños y  jóvenes. Así, aseguramos el crecimiento humano, el desarrollo de oportunidades sustentables en el estado y colaboramos con la transformación de nuestro país.


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