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Veracruz y Estado de México, el termómetro para el 2018

Por Raúl Mendoza Bustamante - 18/04/2017

Este 2017 cuatro entidades del país tendrán elecciones: Nayarit, Coahuila, Veracruz y el Estado de México, de estas, las dos últimas destacan por la relevancia […]

 Veracruz y Estado de México, el termómetro para el 2018

Foto: Presidencia de la República

Este 2017 cuatro entidades del país tendrán elecciones: Nayarit, Coahuila, Veracruz y el Estado de México, de estas, las dos últimas destacan por la relevancia que tendrán de cara a los comicios del 2018, pues sus resultados serán un perfecto termómetro de las elecciones presidenciales.

Afectados por la violencia, la pobreza y principalmente por la corrupción, Veracruz y el Estado de México han sido bastiones históricos de Partido Revolucionario Institucional (PRI), sin embargo, la hegemonía priísta parece estar llegando a su fin; en 2016 Veracruz pasó a las manos de la oposición, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) se hizo de la gubernatura con Miguel Ángel Yunes, y, de acuerdo con diversos analistas, un caso similar se podría vivir en el Estado de México este año.

Aunque presentan similitudes, los escenarios electorales de ambos estados son distintos, para empezar, en Veracruz se renovarán 212 ayuntamientos, mientras que en el Estado de México habrá cambio de gubernatura.

 

La pesadilla en el Edén

En los últimos años, Veracruz se ha convertido en lo que en su momento significó Ciudad Juárez para el país: un territorio sin ley. Asolado por el crimen organizado, el estado ha visto pasar por su palacio de gobierno a políticos priístas que pocos honores hacen al concepto de honradez, uno más corrupto que el anterior.

De todos ellos, Javier Duarte de Ochoa parece haber roto el molde con actos que rayan en la barbarie; de acuerdo con el actual gobernador del estado, Miguel Ángel Yunes, durante la administración de Duarte se habrían suministrado medicamentos falsos a niños enfermos de cáncer, así como a personas con VIH/SIDA. Mientras que su antecesor, Fidel Herrera, también priísta, fue considerado, en su momento, uno de los diez personajes más corruptos de México por la revista Forbes; entre las acusaciones más graves en su contra está el permitir que los cárteles del narcotráfico, en específico ‘Los Zetas’, se instalaran en territorio veracruzano. ¿La razón? 12 millones de dólares se ‘invirtieron’ para que Herrera se hiciera de la gubernatura y dejara operar a este grupo en la entidad, según lo publicado por la revista Proceso en noviembre de 2015.

La escalada de violencia ha hecho que los cuerpos abandonados de personas torturadas y asesinadas sean un tópico común en los diarios locales y nacionales: el hecho más reciente, al momento de escribir este artículo, fue el hallazgo de 11 cadáveres al interior y junto a un vehículo abandonado en Boca del Río, Veracruz, el pasado 1 de marzo.

Y si para la ciudadanía en general la situación se ha vuelto peligrosa, para los reporteros lo ha sido más: 24 periodistas han sido asesinados en lo últimos 11 años en este estado, que es uno de los más inseguros del país para ejercer esta profesión. El caso más emblemático es el del fotógrafo Rubén Espinosa, quien huyó a la Ciudad de México porque temía por su vida y terminó asesinado en un departamento de la colonia Narvarte.

Muerte, corrupción y violencia es el hedor que ahora emana de uno de los estados más paradisiacos del país, dotado de grandes reservas de recursos naturales y con paisajes que roban el aliento: Ya lo dijo el santo papa, solo Veracruz es bello, reza una conocida copla del son jarochos.

En este contexto es que se renuevan 212 alcaldías de Veracruz, el tercer estado con más votantes de la República; de acuerdo con las predicciones de diversos analistas, el declive del PRI permitiría que el PAN, en alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), se lleve la mayoría de ellas, sin embargo, el crecimiento de Morena en esta entidad pondrá la contienda a tono, por lo que se espera que estos dos frentes se hagan de un número importante de demarcaciones.

De acuerdo con Alejandro Aguirre, periodista veracruzano, la alianza PAN-PRD afirma que ganará entre 140 y 150 alcaldías, mientras que Morena da por sentado que se llevará, al menos, 120. El PRI, con menores expectativas, espera hacerse de 100 ayuntamientos, sin embargo, solo tiene posibilidades reales en 60: apenas el 30 por ciento de lo que está en juego.

Los resultados que se obtengan el próximo 4 de junio en Veracruz permitirán a los analistas darse una idea de las posibilidades que tiene Morena de cara a la elección presidencial, pues, ganar las 120 alcaldías que tienen en perspectiva sería una muestra de la fortaleza que, en los tres años que tiene como partido registrado, ha logrado alcanzar.

En el caso del PAN, hacerse al menos de la mitad de las alcaldías les significaría un impulso importante, al menos como partido, pues las luchas internas por obtener la candidatura presidencial, aunadas al poco capital político de sus presidenciables, lo mantienen alejado de las preferencias rumbo a los comicios del 2018, o al menos así lo indican las encuestas.

 

El Estado de México, la tierra de Peña Nieto

Un caso especial es el Estado de México, bastión histórico del PRI en el que ninguna otra fuerza política ha gobernado. De uno de sus municipios, Atlacomulco, han surgido algunos presidentes del país, en el caso más reciente, el mismo Enrique Peña Nieto.

En estas elecciones, el príismo se juega el orgullo después de que en 2016 perdiera las gubernaturas de siete estados; de no ganar las elecciones en el Estado de México, la debacle del PRI sería completa y la fuerza política del partido llegaría al 2018 completamente debilitada.

La oposición, por su parte, se frota las manos. El PAN ya prepara una alianza con el que, hasta hace unos años, era su rival político e ideológico por antonomasia: el PRD, sin embargo, hasta el momento esta unión no se ha confirmado. La candidatura estaría en manos de Josefina Vázquez Mota, política desangelada que nunca pudo despegar en su campaña presidencial de las elecciones del 2012, quien tendría la importante encomienda de arrebatarle el trono al PRI en el Estado de México

En el caso de Morena, impulsado por la poca popularidad de Enrique Peña Nieto y su mandato, tiene buenas posibilidades de hacerse con la gubernatura. Su carta es Delfina Gómez Álvarez, expresidenta municipal de Texcoco, ella es la encomendada a realizar lo que sin duda sería un hito para su partido.

Pero las posibilidades de derrota para el PRI en el Estado de México no son totalmente responsabilidad de Peña Nieto, también las administraciones locales han abonado al descrédito de este partido. Municipios como Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli, entre otros, cuentan con altos niveles de violencia; robo a mano armada, de autos, violaciones y feminicidios son cotidianos en distintas demarcaciones de esta entidad.

Pero la violencia no es el único de sus males. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) del 2015, el 49.6 por ciento de la población en el Estado de México se encontraba en condiciones de pobreza, prácticamente la mitad de las personas que habitan esta entidad. No son de extrañarse, entonces, los niveles de delincuencia que hay en el lugar.

En cuanto a corrupción, el Estado de México no tiene nada que envidiarle a Veracruz, tan solo basta mencionar a Arturo Montiel, tío y mentor de Peña Nieto, exgobernador de esta entidad, a quien se le atribuye la posesión de tres castillos en Francia, los cuales serían la mayor prueba de su enriquecimiento ilícito al amparo del poder.

El escenario luce complicado para el partido político más antiguo del país, pues un resultado adverso en justa electoral de este año, tanto en Veracruz como en el Estado de México, acabaría por sepultar sus aspiraciones de hacerse con la presidencia de la República, y pondría en entredicho la pertinencia de su continuidad como asociación política.

No obstante en política, lo mejor es no dar a nadie por muerto. En 2007, después de haber perdido la presidencia, el PRI volvió a ser el partido hegemónico en la gran mayoría de los estados del país, prueba de ello es que, dos años después, en 2009, José Calzada Rovirosa le recuperó al partido tricolor la gubernatura de Querétaro, estado que había sido gobernado por el PAN desde que, en 1997, ganara Ignacio Loyola Vera.

Será en los días posteriores al 4 de junio, una vez que se tengan los resultados finales de las elecciones, cuando podremos saber cómo se posicionan las fuerzas políticas del país, y cuál de estas llegará mejor posicionada a la contienda presidencial de 2018.


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