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Oro verde en el campo mexicano

Por Staff Códice Informativo - 17/04/2017

A pocos días de que iniciara el mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, un cargamento de 120 toneladas de aguacate fueron […]

 Oro verde en el campo mexicano

Foto: Dee Bamford

A pocos días de que iniciara el mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, un cargamento de 120 toneladas de aguacate fueron rechazadas para ingresar al país vecino por parte del Departamento de Agricultura, debido a que no contaban con los permisos necesarios. Al final la situación se debió a la falta de trámites y no a una cuestión política, según dieron a conocer las autoridades mexicanas. Sin embargo, este precedente ha alarmado a muchos debido a que con la presunta cancelación del Tratado de Libre Comercio (TLC), existen múltiples productos como el aguacate que están en incertidumbre ante el panorama de los próximos meses.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), México aporta el 34 por ciento del volumen total del mercado internacional del aguacate. Según los datos del sistema de información comercial del sector agroalimentario, las ganancias que nuestro país percibe debido a las exportaciones de este fruto ascienden a 563 mil 679 millones de dólares tan solo en el periodo de enero-abril del 2014; se tiene que, de estas ganancias, 466 mil millones de dólares provienen de Estados Unidos, le siguen Japón con 37 mil millones, Canadá con 27 mil y Costa Rica con 8 mil millones de dólares.

La importancia del mercado estadounidense para los productores de aguacate es tal, que incluso a través de publicaciones editadas por organismos como la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM) han externado que hasta no ver movimiento en las renegociaciones del TLC, continuarán con su plan estratégico de colocar su fruta en el país vecino.

Foto: Archivo

La editorial de la más reciente de El agricultor¸ enfocada al sector agroalimentario que incluye al aguacate, sostiene en su editorial que «el peor escenario para el aguacate michoacano sería que el nuevo gobierno de los Estados Unidos se saliera del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y que por lo tanto el intercambio comercial entre los Estados Unidos y México se tuviera que normar en base a la regulación vigente de la Organización Mundial de Comercio (OMC)». Ante esta situación, los aguacateros establecen que, de regirse bajo las normas de la OMC, el impuesto o arancel que se podría aplicar al aguacate sería de entre el 2 y el 3 por ciento, consecuentemente, pegaría en el bolsillo de los estadunidenses que consumen esta fruta.

La cancelación del cargamento de aguacate en el mes de enero, que se conjuntó con la incertidumbre de un nuevo mandato en Estados Unidos, cuyo presidente se ha pronunciado en contra de todo lo que sea mexicano, aunado a que en pocos días se celebraría el Superbowl LI, generó temor entre los propios productores, sin embargo, durante el evento deportivo estadounidense de mayor difusión, se consumieron poco más de 100 mil toneladas de aguacate.

De hecho se presume que los aguacateros de Michoacán invirtieron, en 2015, más de un millón de dólares para la aparición durante la transmisión del Superbowl, junto a marcas globales como BMW, Budweiser, Coca-Cola, Dove y Mercedes-Benz, entre otras, de un comercial sobre su producto. Incluso, este 2017 los aguacateros participaron por tercer año consecutivo con un comercial para el mismo evento deportivo mediante la firma Avocados From México, confirmándose en el mercado estadounidense para posicionar la fruta, no solo a nivel comercial, también gastronómico.

 

Avogo y los millenials

Por sí misma, una fotografía puede evocar una multiplicidad de simbolismos, identidades y contradicciones dignas de análisis de semiólogos que podrían hacer un ensayo y hasta crear nuevos paradigmas en torno a la globalización de la cultura. Para el caso que nos ocupa, la imagen contiene un hombre joven asiático vestido con un smoking, en su mano izquierda tiene un recipiente con guacamole y totopos y, en la derecha, un aguacate con la etiqueta de Avocados from México, al fondo de la fotografía se aprecia lo que parece ser una limosina.

La imagen revela el cruce de dos culturas, la mexicana y la japonesa, reunidas en torno a un producto que en los últimos años ha adquirido relevancia por ser una de las exportaciones más rentables para nuestro país: el aguacate, y es parte de una estrategia de marketing encabezada por Mocomichi, chef, actor y modelo que lleva la bandera evangelizadora del aguacate en Japón. A pesar de que el país asiático no es el mercado principal del aguacate mexicano, llama la atención la mezcla cultural que se genera en torno a la gastronomía. México ha adaptado el sushi y Japón el aguacate; sushi con trozos de aguacate, una mezcla común en los menús de restaurantes japoneses instalados en México.

Este intercambio cultural es provocado a partir de una relación comercial que en el pasado reciente ha tenido auge, ya que el aguacate mexicano tuvo un boom de exportaciones en los últimos diez años. Derivado de este empuje del aguacate en Japón, se realizó un concurso en internet, para bautizar al aguacate mexicano en el mercado nipón, en el cual ganó el nombre de Avogo.

Sin embargo la fuerte presencia del aguacate mexicano no ha sido producto de la espontaneidad; para el ciclo 2016-2017, la APEAM invirtió 2.5 millones de dólares en el desarrollo de una campaña de difusión para diversos medios de comunicación, y con un público meta de mujeres entre los 20 y 50 años.

Acompañado de la novedad de su sabor, el llamado ‘oro verde’ ha logrado convertirse y posicionarse en un alimento imprescindible en las dietas de personas de otros países. En Australia y el sur de los Estados Unidos, el pan tostado con aguacate, acompañado de un café, se ha consolidado como el desayuno de moda por excelencia. O en el propio Japón, donde se prepara un sashimi de atún acompañado de aguacate y salsa de soya. Y qué decir del guacamole con totopos, que en Estados Unidos se inmortalizó gracias a sus apariciones en los comerciales del Superbowl, entre otras.

La del aguacate recorriendo el mundo y rompiendo fronteras pareciera ser una historia romántica, no obstante, la incertidumbre también ha estado presente, en distintos escenarios, pero todos relacionados a la riqueza que genera entre quienes lo cosechan, lo comercializan y hasta quienes lo ironizan. Como ejemplo de esto, en Australia el aguacate sirvió de metáfora para describir la situación económica de la generación de jóvenes llamados millenials, en donde un columnista del diario Australian puntualizó  los sorprendentes hábitos de consumo de jóvenes que gastan 22 dólares australianos (alrededor de 323 pesos) por una tostada de aguacate en vez de ahorrar para comprar una casa.

Las burlas por parte de los jóvenes con respecto a la tesis del columnista no se hicieron esperar vía Twitter, red social que dejó ver comentarios como «El pan tostado con aguacate es mucho mejor que se propietario de un inmueble de todas formas»; «Esta mañana me salté el desayuno de pan tostado con aguacate. Estoy emocionado de que podré comprar una casa la próxima semana»; «Dejé de comer aguacate machacado y ahora soy dueña de un castillo».

A pesar de este suceso humorístico, el aguacate, globalizado tal cual, ha sido víctima de su propio éxito, ya que revela las contradicciones de un modelo económico con carencias estructurales en la distribución de la riqueza, entre quienes lo producen, lo comercializan y entre quienes se alimentan del bautizado ‘oro verde’.


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