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Inseguridad, temor y violencia, el ambiente que impera en San Pedrito Peñuelas (crónica)

Por Staff Códice Informativo - 17/11/2016

La gente temerosa se asoma por sus ventanas, los negocios en su mayoría tienen reja o una puerta, los lotes baldíos, con hierba crecida, se vuelven el escondite ideal para aquellos que consumen enervantes

 Inseguridad, temor y violencia, el ambiente que impera en San Pedrito Peñuelas (crónica)

La sensación es difícil de explicar, uno sube al carro y toma camino de forma tranquila, pero conforme se va llegando a la colonia todo se vuelve distinto, el ambiente se torna denso; como reacción natural se suben vidrios y se ponen seguros a las puertas, una preocupación más aparece en la cabeza: buscar un lugar seguro para estacionarse, finalmente, teniendo como referencia los más recientes hechos de violencia, solo queda encomendarse a algún santo para que no pase nada.

Esto es lo que sucede cuando uno va a San Pedrito Peñuelas, una colonia ubicada a 15 minutos del Centro Histórico y a unos cinco del penal de San José el Alto, a simple vista, cualquier visitante podría pensar que en el lugar no pasa nada, hasta que se repara en un pequeño detalle: las calles están vacías; sea de día o por la tarde, la gente opta por mejor no salir de sus casas debido al clima de inseguridad que impera en la zona.

Al caminar por las calles la tensión y la desconfianza va en aumento, allá a lo lejos, una persona te mira insistentemente, o eso es lo que tú crees, por lo que evitas tener contacto con la gente que se atraviesa en tu camino; tal vez sea paranoia o delirio de persecución, pero algún motivo debe haber para que ni de noche ni de día las patrullas se atrevan a realizar algún rondín por las calles de esta colonia.

La gente temerosa se asoma por sus ventanas, los negocios en su mayoría tienen reja o una puerta, los lotes baldíos, con hierba crecida, se vuelven el escondite ideal para aquellos que consumen enervantes.

Paredes grafiteadas y uno que otro joven dándose un “toque” o bebiendo en vía pública es el paisaje cotidiano de esta colonia. Las calles muestran el desgaste de los años, la tarde poco a poco empienza a caer y ese clima denso, ahora es completamente pesado; las entrevistas con los vecinos no se consolidan y sólo un par se animan a hablar de la situación que se vive, muchos no lo hacen por temor, otros más porque ya perdieron la confianza en recuperar la paz.

Al preguntar por la Alameda Norte, las palabras, con un dejo de advertencia brotan de manera espontanea: “es pasando esa calle, pero ahí sí está más feo”, “no vaya joven, ahí está más peligroso”, muestra del miedo que los habitantes le tienen a ese lugar.

La zona está prácticamente abandonada, los juegos, la infraestructura y hasta los árboles lucen viejos, descuidados, el pasto, ralo y amarillo; una cancha de fútbol rápido prácticamente nueva y sin actividad sobresale en un lugar sin vida y sombrío.

La gente está consciente de que la situación que se vive no es de hoy, ayer o la semana pasada, sino de varios años atrás, en donde a pesar de que las autoridades conocían quienes eran los delincuentes no hacían nada por detenerlos, por lo que hasta de ellos ya desconfían, así lo afirmó una vecina de la zona, quien dijo llamarse Alejandra.

“No creo que se recupere, tienen que agarrar a todos los que delinquen, si no, esto no va a cambiar, pueden hacer los operativos que quieran, pero mientras no agarren a quienes tienen que agarrar todo seguirá igual. Esto no es de esta vez, tiene años, las autoridades los conocen, hay veces que estaban en la esquina drogándose, se les hablaba (a la policía), pasaban, los veían y no hacían nadan, ahí los dejaban”, explicó.

Para una señora que iba de regreso con sus hijos, y quien por cuestiones de seguridad prefirió omitir su nombre, la confianza en las autoridades es poca, sin embargo espera que se le ponga fin a los baldíos, pues asegura que ahí los jóvenes se esconden para delinquir.

“Uno vive con miedo porque luego había pleitos, pero nunca como el domingo, ya no salimos si está oscureciendo porque tenemos miedo. Nada más cuando pasan las cosas es cuando vienen y hacen sus cosas las autoridades, ya luego se les olvida y pues uno empieza a vivir con más miedo. Uno pasa por los árboles y los baldíos y luego le dan un susto a uno”, dijo.

Doña Rosalba me aconseja no estar hasta tarde en la colonia, inclusive me dice que estoy en una de las calles más peligrosas, tan solo a un par de cuadras del sitio donde dos personas fueron calcinadas en días pasados, sin embargo aseguró que tener la presencia policial en la zona le da un poco de confianza.

“Está muy difícil, la situación que está pasando, no permite que andemos libres en la calle, ahorita con estas bandas está crítico, ya hay mucho peligro; a las ocho de la noche la calle se ve muerta, se ve más fea por lo mismo, pero ya tiene mucho, ojalá ya gobierno haga algo y que manden seguridad”, destacó.

Durante la entrevista un joven en evidente estado de ebriedad se acerca y de inmediato la señora corta la conversación, dando pie a que me retire, me despido y de inmediato subo al carro para irme, igual que ese muchacho de unos 25 años, quien tras saludar a la vecina regreso a la casa de donde salió; conforme pasan las cuadras la situación cambia, las calles se empiezan a cobrar vida y el clima pesado se queda atrás.


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