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Una nueva puerta al Museo Regional de Querétaro

Por Ana Noriega - 28/10/2016

A través del concurso ‘Un museo para las personas’ se eligió el proyecto arquitectónico que pretende reintegrar al Museo Regional con la comunidad, por medio de la remodelación de su vestíbulo

 Una nueva puerta al Museo Regional de Querétaro

Cuando el espíritu de los tiempo cambia, la arquitectura es una de las formas de manifestación humana que mejor reflejan un proceso de evolución, no solo por la consecuente adaptación de los espacios habitables a las necesidades del humano contemporáneo en turno, también por la prevalencia de edificios que nos hablan de lo que antes fueron los lugares por los que hoy transitamos.

Cuando en el siglo XIX el convento de San Francisco dejó de existir como tal, a raíz de la Guerra de Reforma y por las expropiaciones emprendidas por el gobierno juarista con el propósito de limitar el poderío político y económico de la Iglesia católica, el edificio dejó de ser, como había sido a lo largo de los dos siglos anteriores, el centro de la vida social en Querétaro, sin embargo su imponente construcción no dejó de ser un icono en el paisaje urbano de la ciudad. Nunca ha pasado desapercibida.

Este importante exponente de la arquitectura virreinal alberga, desde 1936, al Museo Regional de Querétaro. A lo largo de los últimos 80 años las puertas de este recinto han estado abiertas para mostrar a propios y extraños al bagaje cultural e histórico de una ciudad que actualmente vive otro zeitgeist, ahora derivado del crecimiento económico y poblacional, el cual, particularmente en las últimas dos décadas, ha sido acelerado.

Esa vorágine de transición cosmopolita había pasado por el exconvento sin dejar huella significativa hasta hace unos meses, cuando la asociación de Amigos del Museo Regional de Querétaro, lanzó un concurso para remodelar el acceso y vestíbulo del museo, al cual fueron invitados seis despachos de arquitectura.

«Detectamos la imperiosa necesidad de cambiar la percepción que tiene la gente de este museo que carga con el estigma de ser un museo de historia y de antropología, por esto mucha gente cree que es un espacio viejo. Para que se den cuenta de que aquí hay otra cosa de lo que podrían imaginar hay que cambiar su primera impresión; si el acceso principal se vuelve un espacio nuevo, más fresco, con otra manera de recibirte, quiere decir que adentro están pasando otro tipo de cosas», dijo Bernardo Sarvide, director del recinto, en entrevista.       

Más allá de una reinvención, la intención de la remodelación solicitada es un reencuentro. El Museo Regional tiene que volver a encontrarse con la comunidad en la que se encuentra para establecer un dialogo con su sociedad y así recobrar un significado en la conciencia histórica colectiva de los queretanos. El objetivo fue claramente establecido, «el museo debe ganar la calle y provocar el apetito de quienes pasean por su entorno, también de quienes viven lejos».

Bernardo Sarvide, Carlos Torre y Paco Pérez Valencia / Foto: A. Noriega
Bernardo Sarvide, Carlos Torre y Paco Pérez Valencia / Foto: A. Noriega

 

El diagnóstico

Una comitiva de personalidades involucradas en la vida cultural de diversos espacios fue convocada para formar el jurado del concurso. Alesha Mercado, secretaria de comunicación y coordinación de Difusión Cultural de la UNAM exsubdirectora del MUNAL; Mario Ballesteros, director de Archivo Diseño y Arquitectura; Bernardo Gómez Pimienta, director de BGP Arquitectura; Grisell Villasana, curadora independiente; Carlos Torre Hütt, fundador de la galería Casa Gutiérrez Nájera; Paco Pérez Valencia, museógrafo y académico de la Universidad Politécnica de Catalunya, y el propio director del museo, Bernardo Sarvide, fueron quienes la integraron.

Bernardo Sarvide, Alesha Mercado, Mario y Carlos Torre / Foto: A. Noriega
Bernardo Sarvide, Alesha Mercado, Mario Ballesteros y Carlos Torre / Foto: A. Noriega

A principios de este año, luego de que fuera confirmada la participación de los despachos Intersticial, Tactic-A, BBL, Giacomo Castagnola/Germen Estudio, Iriso & Lujambio Arquitectura y Fabricac, algunos miembros del jurado hicieron una visita guiada por las salas del museo para familiarizarse con el espacio y sus necesidades. Posteriormente entablaron un dialogo informal en el que se pusieron sobre la mesa temas como la necesidad de más visibilidad para el museo, la importancia de la conservación de una atmósfera que transmita todo lo que implica ser un edificio construido en el siglo XVI y la necesidad de proyectar la historia que alberga para asumir el rol de ‘museo regional’, de forma que despierte el interés del público, adaptándose al lenguaje de nuestros tiempos.

También identificaron otras áreas de oportunidad para el recinto, como la unificación de la imagen gráfica del mismo, el involucramiento de creadores y creativos en la agenda del museo, y la posibilidad de hacer de este un espacio de convivencia comunitaria y no solo un lugar donde visitar exposiciones.

Cuando Pérez Valencia, presidente del jurado, visitó el museo en enero de 2016, presagió que aquellos despachos que aceptaran el reto de participar en el concurso, necesariamente tendrían que ser personas que sintieran una gran pasión por el proyecto. Para respetar la esencia de un espacio histórico de la categoría del exconvento de San Francisco en Querétaro se requieren «cambios que los amigos noten», incluso si el área a remodelar es solo del vestíbulo.

 

Acumular en el centro y liberar muros

El concurso fue evaluado a partir de 13 criterios: propuesta conceptual, desarrollo espacial, innovación de la propuesta, integración de la propuesta al inmueble, integración al entorno, funcionalidad, factibilidad de implementación, proyecto de iluminación, propuesta de mobiliario, soluciones técnicas, respuesta a las necesidades del museo, costo de producción y mantenimiento, y presentación de la propuesta. 

Si los procesos burocráticos, permisos y gestión de recursos se cumplen en forma y plazo, el proyecto que comenzará a construirse en el primer semestre de 2017 es el propuesto por el arquitecto limeño afincado en la Ciudad de México, Giacomo Castagnola, de Germen Estudio, el cual plantea ocupar el vestíbulo con una isla que consolide al centro del espacio todos los servicios de la recepción. El jurado falló en favor de un proyecto que propone la instalación de un mueble base en el que se concentren la taquilla, el guardarropa, una tienda, cafetería y área de estar. La propuesta ganadora deja libres los muros colindantes y bóvedas del excovento, mientras que la ubicación del mueble induce al visitante a mirar hacia arriba para apreciar la arquitectura del lugar.

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El resultado del concurso ha tenido muy poco de azaroso. Germen Estudio es un despacho que se dedica a trabajar, desde hace alrededor de una década, exclusivamente en proyectos que implican arquitectura para exhibiciones en museos, dando solución a problemáticas como las que presenta el Museo Regional. En una entrevista ocurrida durante la fase inicial del concurso, Castagnola expresó que el principal reto del concurso sería desarrollar una solución que lidiara con el inmueble, «este proyecto es diferente porque implica cierto programa funcional, pero me gusta porque enfrenta problemas recurrentes en la mayoría de los museos».

Para el museo, el proyecto de Germen reunía todas las especificaciones requeridas y provocaba, en palabras de Sarvide, un recibimiento muy novedoso en comparación con lo que ofrecen el resto de los museos de Querétaro. «Es un proyecto increíble porque es como una gran escultura multifuncional en el centro del espacio […] es una propuesta modular que permite, además de que sí se pueda fabricar, que sí se pueda mantener. Tiene muchas bondades además de que plásticamente y constructivamente es una propuesta espacial muy bonita», opinó el director.

 

Después del vestíbulo, más cambios

La ambición del proyecto es darle notoriedad al Museo Regional, invitar a la población a conocer las actividades culturales que este alberga y demostrar que cosas nuevas pasan en un recinto cuyo acervo es, por naturaleza, difícilmente renovable, pero que está dispuesto en proyectos museográficos que merecen la pena conocer.

«Va a ser un punto de inflexión, un detonador de muchas cosas. Es el inicio de este proceso de restauración necesario e inevitable para todos los museos. Además de que este estado y esta ciudad han crecido lo suficiente para que haga falta esta frescura renovadora para que todos quienes no conocen del todo Querétaro tomen al Museo Regional como punto de inicio para entender la historia de este lugar y ligarse a este invaluable patrimonio que tenemos aquí resguardado» pronosticó Sarvide sobre el impacto que se espera de esta renovación para el futuro del octogenario museo.

A pesar de estar a poco más de 200 kilómetros de la ciudad con más museos en el mundo, a Querétaro aún no ha llegado una gestión cultural que consolide un esquema público que haga de los museos locales un referente imperdible a nivel nacional, mucho menos a nivel internacional. Como muchos de los espacios culturales de México, el Museo Regional se vio afectado por los importantes recortes presupuestales que la Secretaría de Cultura hizo a nivel federal; un decremento del 30 por ciento en el presupuesto para proyectos ha orillado al recinto a operar con lo básico, lo mínimo y lo indispensable.

Accesibilidad física, incorporación de recursos tecnológicos en los recorridos, mejoras de infraestructura para tener instalaciones de primer nivel y un proyecto de reestructuración de las salas permanentes, son solo algunas de las necesidades primordiales que este recinto presenta, las cuales la asociación de Amigos del Museo Regional de Querétaro buscará atacar, una vez dado el primer paso de este proyecto integral de renovación.


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