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Reciclaje y la mentalidad para salvar al mundo

Por Staff Códice Informativo - 07/06/2016

Según la asociación manufacturera PlasticsEurope, en el año 2014 la producción mundial de plásticos alcanzó las 311 millones de toneladas. Los cinco tipos de plásticos más comunes representan casi el 70 por ciento de la demanda mundial que suponen, aproximadamente, unas 218 millones de toneladas

 Reciclaje y la mentalidad para salvar al mundo

Por: Raúl Bustamante

Según la asociación manufacturera PlasticsEurope, en el año 2014 la producción mundial de plásticos alcanzó las 311 millones de toneladas. Los cinco tipos de plásticos más comunes (poliolefinas, PVC, PS, EPS y PET) representan casi el 70 por ciento de la demanda mundial que suponen, aproximadamente, unas 218 millones de toneladas. Solo el 14 por ciento del plástico es recolectado para reciclaje y únicamente el 5 por ciento es reciclado. El resto acaba en los vertederos, ríos y mares.

«Y vio dios que era bueno…»

Una capacidad que ha definido al ser humano desde hace miles de años es la creatividad. At través de ella ha aprendido, en la mayoría de los caso con éxito, a cumplir sus necesidades, a adaptarse, a resolver problemas, a facilitar procesos, en fin, a sobrevivir en general.

Gracias a este flujo continuo de ideas y soluciones, el hombre ha conseguido crear e inventar todo tipo cosas que le han permitido evolucionar a lo largo de todos estos años de una manera, se podría decir, satisfactoria.

Desde medios de transporte o de comunicación, pasando por herramientas de trabajo, mobiliario, formas de generación de energía y materias primas, hasta artículos para entretenimiento, las sociedades contemporáneas tenemos un sinfín de productos creados gracias a la explotación de los recursos que disponemos en nuestro planeta, los cuales, por cierto, no solemos cuidar de su extinción.

O ni tan bueno

El problema es que, aprovechándose de su vasta imaginación, el hombre ha producido sin limitación ni restricción, siempre rumbo al futuro pero sin pensar en él y en las graves consecuencias que podrían existir a raíz de los excesos de su creatividad.

Desde que inició la era de la producción en masa, no ha existido una planificación sobre qué hacer con los productos y sus residuos una vez que ha terminado su vida útil o simplemente que ya no los queremos. Por esta razón hemos aceptado la idea de que es ‘apropiado’ apartar esa basura de nuestra vista, enterrarla bajo tierra o arrojarla a ríos y mares, a la espera de que nada de ello afecte a nuestra vida o a la del planeta, a corto, mediano y largo plazo.

Un ejemplo de tal desconsideración es la Gran Mancha de Basura del Pacífico, una zona de la parte norte del océano cubierta de desechos contaminantes, en su mayoría plásticos flotantes y sustancias vertidas por industrias y barcos, que se ha formado como resultado de las corrientes circulares marinas del Giro del Pacífico Norte, las cuales han atrapado los desechos en su vórtice, el cual podría medir desde 700.000 km2 hasta más de 15 millones de km2.

En 2009 se descubrió otra zona similar en el Atlántico Norte, cerca de los Estados Unidos. Estas dos manchas provocan cada año terribles desastres en los ecosistemas marinos que han perjudicado e incluso matado a la flora y fauna de los océanos.

Fe en la humanidad: restaurada

Ante un escenario tan negativo resulta obligatorio mencionar que, como parte de la creatividad del ser humano, están los esfuerzos enfocados a intentar remediar los errores de producción que tanto han afectado al medio ambiente y que debemos urgentemente erradicar antes de que las consecuencias sean fatales. A partir de años recientes, gente de todo el mundo se ha dado a la tarea de crear en pro de la descontaminación ambiental, con el objetivo de aportar alguna propuesta que, si bien no transformará el panorama de la noche a la mañana, sí puede -y debe ser- un punto de partida crucial hacia un cambio inminente en el trato que le damos al planeta.

Lamentablemente, a estas alturas procesos como el de la separación de la basura y su reciclaje ya no son suficientes para revertir los efectos negativos de la basura en el ambiente, ahora es necesario aprender a controlar nuestros hábitos de consumo, ser conscientes de cuánto compramos, usamos y desechamos, y de la cantidad de basura que generamos con ello.

Probablemente el adoptar esta iniciativa como una rutina común sea un proceso que tome años. Mientras tanto, han surgido una serie de proyectos que aportan su granito de arena con el objetivo de revertir nuestra situación. Varios de ellos ya se han puesto en práctica, en espera de que más y más personas decidan invertir en ellos y extender su uso, mientras que otros continúan en fase de prueba con el fin de mejorar sus resultados. A continuación algunos ejemplos.

· Precious Plastic

Creado por el holandés Dave Hakkens, graduado de la Academia de Diseño de Eindhoven, el proyecto nace en 2013 con el objetivo de reciclar los residuos plásticos que se generan en las ciudades. Hakkens ideó una serie de máquinas ‘hágalo usted mismo’ hechas con herramientas y materiales fáciles de conseguir en cualquier ciudad, las cuales permiten usar el plástico como materia prima y transformarlo en nuevos objetos. En su sitio web (preciousplastic.com) Hakkens publicó los planos para la construcción de estas máquinas, así como instrucciones detalladas de su uso, de cómo separar y manipular los distintos tipos de plástico y de numerosos objetos que pueden ser creados a partir de plástico reciclado, que van desde simples juguetes y recipientes, hasta fibras plásticas para impresoras 3D.

· The Ocean CleanUp

Otro proyecto holandés fue creado en 2013 por Boyan Slat, estudiante de ingeniería aeronáutica en la Universidad Técnica de Delft, quien ideó el proyecto de realizar una limpieza masiva de plásticos en el mar mediante una red de barreras flotantes en forma de ‘V’ que se instalan alrededor de las manchas de basura que existen en los océanos, cuando tenía 16 años. A los 20 años logró reunir 2 millones de dólares para probar su invento en los océanos a escala real. La propuesta consiste en instalar brazos flotantes tendrán una extensión de hasta 60 kilómetros de largo cada uno y contarán con una profundidad de 3 metros, lo cual permitirá que la corriente pase por debajo de las barreras para prevenir la captura accidental de la fauna. Las mismas corrientes marítimas acumularán la basura dentro de las barreras flotantes, para después ser recogida por barcos cada cierto tiempo. Según estudios de The Ocean CleanUp, con esta estructura se lograría remover un 42% de la Gran Mancha de Basura del Pacífico en un período de 10 años.

· Biocombustible derivado del plástico

En 2011, la estudiante egipcia Azza Abdel Hamid Faiad, de 16 años, ganó el Concurso para Jóvenes Científicos de la Unión Europea al encontrar un catalizador de muy bajo costo que es capaz de convertir el plástico en biocombustible. El proyecto consiste en destruir de manera efectiva los polímeros de las botellas de plástico y residuos similares usando el catalizador llamado aluminosilicato, el cual, al deshacer los plásticos, también produce gases como el metano, propano y etano, que luego pueden ser convertidos en etanol. La idea proporcionaría un método económicamente eficiente para la producción de combustible, con una ganancia cercana a los 78 millones de dólares en biocombustibles cada año, lo cual transformaría de manera radical la economía de Egipto.

· Cero’s

Este proyecto mexicano fue creado por el ingeniero Mariano Núñez Vargas, originario de Toluca. Se trata de un sistema de construcción basado en los principios de los bloques LEGO que emplea tabiques hechos de PET reciclado, con un peso de 60 gramos cada uno, los cuales sirven para levantar muros que reducen hasta 75 por ciento del peso estructural de las viviendas y que mantienen la misma resistencia del concreto. El sistema fue patentado en 2008, aunque Mariano comenzó la idea desde el año 2000. Con una inversión de más de 7 millones de pesos, creó su propia planta que le permite separar y moler el PET para después transformarlo en tabiques, que cuentan con un par de orificios por los que traspasan las varillas. De esta manera, construye módulos de 128 piezas por metro cuadrado que después se ensamblan para formar las paredes. El sistema tiene buen comportamiento sísmico, es resistente al fuego y al viento, y tiene un excelente aislamiento térmico y acústico, además de que es 100 por ciento ecológico.

· CanSolAir Inc.

La empresa creada por el emprendedor canadiense Jim Meaney se dedica a crear calefacción solar ecológica que utiliza latas de refresco y cerveza recicladas para su funcionamiento. Aunque los primeros experimentos comenzaron en 1977, fue hasta 1994 que el proyecto arrancó de manera formal, mientras que en 2003 cobró relevancia internacional. La creación de Meaney retoma las latas y les hace orificios para poder ensamblarlas, de esta manera el aire fluye por el interior vacío; además, las pinta de negro para acumular mayor radiación solar. Lo que resulta es un panel compuesto por 240 latas de aluminio cubiertas por un vidrio abombado que calienta el aire aunque haya poco sol. CanSolAir puede mantener una temperatura ambiente cómoda en viviendas de 300 metros cuadrados de construcción con solo 15 minutos de luz solar por hora.

· Smartflower POP

Este proyecto desarrollado en Austria propone una estructura de paneles solares móviles con tecnología fotovoltaica que siguen el movimiento del Sol, al estilo de los girasoles; llegado el atardecer, al acabarse la luz, “flor” regresa a su posición original. Los paneles, que tienen un tamaño de 18m2, se abren como si fueran pétalos para captar la energía solar. Este proyecto de fácil instalación -solo es necesario atornillarlo al suelo- es capaz de generar la cantidad de electricidad que una casa consume -hasta 4,000 kWh al año, pues ofrece un rendimiento 40 por ciento mayor a los sistemas de paneles solares que se colocan en los tejados y puede producir un 60 por ciento más de energía. Además, existen otros modelos -Smartflower Pop-e y Smartflower SF32- que cuentan con funciones como la conexión para e-bicis y autos eléctricos.

¿Qué sigue?

Las redes sociales se han convertido en una herramienta indudablemente significativa para compartir información de manera inmediata y con un amplio alcance. En internet es cada vez más común encontrar contenido referido a temas ecológicos: blogs y artículos llenos de propuestas biosustentables, vídeos de grandes acciones de reciclaje por el mundo, historias de personas que dedican su vida a la flora y fauna del planeta, hasta tutoriales para reutilizar todo tipo de materiales o para la siembra de huertos caseros, entre otros.

No obstante, no es suficiente con darle ‘like’ al contenido que vemos en internet. Podría parecer que, como sociedad, vivimos a la espera de que el gobierno o las grandes empresas e instituciones comiencen a invertir en los tantos proyectos ecológicos que vemos en las pantallas de nuestros dispositivos, cuando en realidad es labor de los ciudadanos tener la iniciativa de compartir la información útil y ponerla en práctica desde casa.

La falta de educación y conciencia ambiental tiene mucho que ver en la falta de solución que estas problemáticas han tenido. Si todos cooperamos e invertimos un poco de nuestro tiempo y dinero en ello, seremos capaces de generar un cambio pronto, porque pronto, por no decir urgentemente, lo necesitamos.


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