Un sueño que partió de Pinal de Amoles y se asentó en Florida
Alfonso Casiano regresa a pasar las navidades con su familia
Hace más de 20 años que dejó su pequeño pueblo, llamado Rancho Nuevo, en Pinal de Amoles. En esa época, recuerda, tuvo la suerte encontrarse con lo que él llama “La Amnistía”, en el 89, para conseguir papeles que acreditaran su legal estancia en los Estados Unidos de América, “la tierra de la libertad”.
Lo cierto es que hoy en día la situación no parece ser tan fácil como lo era antes. Allá en North Port, condado de Florida, en donde vive, la libertad cada vez huele menos, y es que la situación económica mundial ha puesto cuesta arriba las aspiraciones del migrante mexicano.
Pero Alfonso Casiano no tiene mayor problema, ya que compaginando su trabajo diario cortando yardas y arreglando jardines de casas, como empleado de una compañía de mantenimiento del hogar, los fines de semana tiene su propio negocio, que le ayuda a completar.
“Pues mira la verdad de donde yo soy no hay mucho trabajo, yo vivo en un rancho muy lejano de la ciudad, ahí no hay trabajo, vives de lo que siembras como frijol o maíz y no hay más, no hay construcciones, no hay cómo vivir, por eso uno se tiene que ir a los Estados Unidos. Te voy a decir que yo creo que la mayoría del pueblo se va para allá”, dijo.
Venir a México le parece arriesgado, pero una obligación ya que su madre sigue con vida y le espera todos los años en Rancho Nuevo. Alfonso tiene a prácticamente toda su familia en los Estados Unidos, y todos quienes tienen la posibilidad de viajar lo hacen año con año a pasar Navidad con su madre.
“Me parece que está mejorando, porque francamente ahorita solamente en las noticias uno ve lo que ha pasado, y pues han hecho muchas cosas en las que la verdad la gente se ha muerto sin deber nada. Debe tratar la gente de aquí de hacer algo, en primer lugar el gobierno, es el mero bueno que debe de dirigir las cosas, porque en primer lugar mucha gente no quiere venir porque tiene miedo, si hubiera una libertad mejor, a México le haría un poquito mejor. La gente que vive aquí, tiene trabajo, pero no puedes poner ningún negocio porque no sabes qué te va a pasar”, consideró.
En Estados Unidos, de acuerdo con Alfonso Casiano, por ley todo trabajador debe laborar al menos 40 horas semanales, sin embargo, aseguró que la situación económica, aunada al clima invernal que provoca heladas, muchas personas hoy en día solo están trabajando 32 horas, lo que les complica su manutención.
Ahora solo está a alrededor de 15 horas para ver una vez más a su madre. Viene cargado de regalos en su “troca” color vino, que junto con su sombrero de alas y sus botas vaqueras, no dan lugar a dudas: Alfonso Casiano es un migrante mexicano.