Las dos ciudades. Juan Villoro
Perder una ciudad, formidable recurso literario. En ocasiones, un novelista se aleja voluntariamente para recuperar su entorno con la agudeza que sólo concede la nostalgia. […]
Perder una ciudad, formidable recurso literario. En ocasiones, un novelista se aleja voluntariamente para recuperar su entorno con la agudeza que sólo concede la nostalgia. Después de abandonar Dublín, James Joyce pudo recorrerlo en la escritura. Otras veces, el desplazamiento es forzado por la historia del mundo o los avatares de una familia. Günter Grass dejó la Ciudad Libre de Danzig y Salman Rushdie emigró con los suyos de Bombay a Londres.