Gallinas mexicanas. DE POLíTICA Y COSAS PEORES / Catón
Faltaba una hora para que el doctor Ken Hosanna llegara a su casa, y su liviana esposa se hallaba en el domicilio conyugal muy ocupada […]
Faltaba una hora para que el doctor Ken Hosanna llegara a su casa, y su liviana esposa se hallaba en el domicilio conyugal muy ocupada en escarceos de carnalidad con un vecino. En medio de los eróticos meneos la pecatriz le dijo con alegre entusiasmo a su ilícito amador: “¡Caramba, Pitorraudo! ¡Tú sí que sabes qué hacer mientras llega el médico!”… Remisia, mesera de restorán, llegó a su casa después de una dura jornada de trabajo. Tan pronto entró en la alcoba su marido dio muestras de querer la realización del acto connubial.