Desprestigio y vergüenza. DE POLíTICA Y COSAS PEORES / Catón
Don Gerontino era tan viejo que recordaba el tiempo en que a los adultos mayores o personas de la tercera edad se les llamaba “ancianos”. […]
Don Gerontino era tan viejo que recordaba el tiempo en que a los adultos mayores o personas de la tercera edad se les llamaba “ancianos”. En una reunión con personas de su edad habló de las perdidas galas de sus días vernales, y las comparó con los arrechuchos, dolamas y alifafes que suelen ser cortejo de la ancianidad. “Cuando yo era joven -suspiró-, todas las partes de mi cuerpo eran suaves y blandas”. Aclaró doña Pasita, su mujer: “Todas, menos una”. “En cambio ahora -siguió diciendo el viejecito- todas las partes de mi cuerpo son rígidas y duras”.