Astillero. Felipe: el Mesías conyugal. Julio Hernández López
Con un desparpajo que Margarita Zavala Gómez del Campo debería repeler si quisiera demostrar que tiene individualidad política, su esposo, Felipe Calderón Hinojosa, ha ido […]
Con un desparpajo que Margarita Zavala Gómez del Campo debería repeler si quisiera demostrar que tiene individualidad política, su esposo, Felipe Calderón Hinojosa, ha ido asumiendo de manera abierta y creciente el papel de principal gladiador en defensa del proyecto de recuperación matrimonial de Los Pinos. Beneficiario de una amplia red de recursos humanos, administrativos, materiales y militares, conforme a los ilegales privilegios a ex presidentes de la República que ya existían cuando él se hizo de la máxima silla política del país, y que luego incrementó con discrecionalidad cesarista en la última tarde de su gestión (aunque hace semanas, ya con Zavala en campaña, haya renunciado a una pizca de la cosecha, la pensión económica que, frente a todo lo demás, es poca cosa), Felipe Calderón ha decidido alternar sus funciones de activista electoral: unos días como matraquero de la consorte y otros como verdugo de Twitter contra los adversarios de su cónyuge.