¿Qué resulta del Frente Amplio por México?
Nos estamos acostumbrando en nuestro país a una democracia cada vez más deliberativa y participativa.
Athos Cuevas Campillo.
Profesor de Tiempo Completo del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Campus Querétaro.
El ejercicio para determinar al responsable de encabezar al Frente Amplio por México en la futura elección presidencial fue vertiginoso.
El 29 de junio se conformó esta alianza entre los Partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y De la Revolución Democrático con organizaciones de la sociedad civil y apenas el jueves pasado, mediante su Comité Organizador Nacional se declaró a Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz como ganadora del proceso.
La declinación de otros aspirantes y la falta de celebración de la consulta programada para el domingo 3 de septiembre han generado críticas que lo califican de una simulación jurídica y un fracaso político.
Yo discrepo. Para iniciar, desmintió el argumento de que fuerzas políticas y ciudadanía poseemos agendas irreconciliables. Los partidos abrieron esta decisión trascendental, ordinariamente adoptada de forma cupular y cerrada, al grado que la ley lo define como una autodeterminación, a la participación directa de la ciudadanía y se
sometió al escrutinio de ésta en las diversa etapas previstas por los lineamientos que regularon al Frente y que aprobó el Tribunal Electoral Federal.
Esta situación fue inédita pero, desde ahora mismo, constituye un antecedente para futuras elecciones y gobiernos. Nos estamos acostumbrando en nuestro país a una democracia cada vez más deliberativa y participativa. Como postula Carlos Santiago Nino, entendemos que en las decisiones públicas que nos afectan como país, tod@s debemos poder intervenir, manifestar nuestras posturas, revelar intereses y
tener conocimiento de los aspectos relevantes. Así de esta forma aseguramos que la decisión tomada no sólo sea mayoritaria sino, probablemente, correcta.
Aunado a ello, el ejercicio se desenvolvió conforme a reglas observadas por todos sus participantes y concluyó de un modo pacífico. No habrá impugnaciones y menos reclamos violentos que terminen por afectar a la propia ciudadanía. Alcanzar este final en un momento en que la constante global es desconocer los resultados de cualquier elección, acusar al árbitro de parcialidad y terminar por rechazar a las instituciones democráticas es
un resultado más que deseable. Este fue apenas el primer paso del proceso electoral 2023-2024 pero nos deja un ejemplo de los principios y actuaciones que debemos exigirle a esos comicios: El respeto a las leyes por los partidos y sus candidaturas, la participación activa de la ciudadanía, evitar la polarización y la desinformación, además de actuar con madurez y ética política al reconocer los resultados obtenidos.
Esta es la manera como deberían funcionar nuestra democracia y nuestras instituciones.