¿Qué pretende Ricardo Monreal con la supremacía?

Lo cierto que han evidenciado el intolerable apetito legislativo por el abuso de poder. Acomodar todas las normas para fortalecer su estancia en el uso y abuso de cualquier acción del gobierno que dominan en extremo. Quieren más ¿Cuál es el límite de sus apetencias?

El clamor social no se hizo esperar por el anuncio que hiciera Morenal sobre su iniciativa. No solo los especialistas en la materia se fueron de espalda, sin excepción la sociedad rechazó la idea de fortalecer al Poder Legislativo, en detrimento de las facultades del Poder Judicial, de los estados, de las legislaturas, de los municipios, etcétera. El regreso del centralismo de Santana, sin disimulo alguno.

No salen del atolladero con el abuso cometido por las reformas judiciales, cuando lanzan otra grave amenaza, que consiste en “castrar” a muchas autoridades y a la misma Corte, para que no vuelvan a impugnar ningún acto legislativo que emane del Congreso de la Unión.

Aumentar los privilegios legislativos en detrimento de terceros, pisoteando, de paso, a las y los mexicanos, a quienes también se les negaría el derecho de interponer juicio de amparo en contra de los actos abusivos del legislador, como aquel que autorizaron para saquear las cuentas de los Afores en los Bancos de las personas mayores de 70 años; muchos quejosos se han amparado en contra del atropello, luchan legalmente ante las autoridades judiciales para que el gobierno federal les devuelva sus ahorros. Bueno, con la idea de Monreal las y los ciudadanos no podrían hacer nada.

Monreal no quiere que nadie se pueda inconformar, que aguanten cualquier abuso; que las y los ciudadanos se acepten con resignación cualquier atropello de las autoridades legislativas y del Poder Ejecutivo y, claro, negar cualquier defensa legal.

Los morenistas no llegan al mes de haber ocupado el cargo, con la ilegal sobrerrepresentación ya demuestran de lo que son capaces.

¿Qué opina de las desavenencias la presidente?

¿Las y los mexicanos estarán dispuestos a tolerar los atropellos de unos cuantos que se dicen poseedores de la voluntad del pueblo? No lo creo.

Héctor Parra Rodríguez