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Pensar las paradas de autobús

Por Expertos TEC - 14/02/2025

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

“… era una parada que no era realmente una parada: un punto cualquiera en el espacio público, sin serlo”

 Pensar las paradas de autobús

Foto: C. Hernández

Por: Mariana Maya López
Profesora de Diseño en el Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro.

Soy diseñadora y estoy entrenada en mi disciplina para observar y detectar oportunidades de mejora. La mayoría de las veces, esto queda solo como un ejercicio mental.

Un día salí a caminar con mi hija. Mientras ella jugaba en un área de juegos, yo me quedé observando (porque los juegos solo incluyen a niñxs de cierta edad). Al otro lado de la calle, vi a una madre esperando el autobús con un bebé en brazos, una bolsa grande—seguramente con cosas de sus hijos o propias—, una bolsa de compras y otro niño de aproximadamente cuatro años. El niño, naturalmente aburrido, parecía que en cualquier momento podría correr y atravesar la calle.

Estaban parados bajo la banqueta porque desde ahí tenían mejor visibilidad para ver la llegada del autobús. Además, era una parada que no era realmente una parada: un punto cualquiera en el espacio público, sin serlo. Estuve más de media hora ahí y el autobús nunca pasó.

A partir de ese día, mi mente se ha recreado imaginando posibles soluciones: un espejo retrovisor para ver la proximidad del autobús sin necesidad de asomarse, un lugar para sentarse o recargarse mientras se espera, y, por supuesto, un techo para resguardarse del sol o la lluvia. Incluso he pensado en incluir juegos interactivos a la altura de los niñxs, donde puedan entretenerse y, quizás, hasta aprender. Todo esto, sin necesidad de crear nueva infraestructura, sino adaptando la que ya existe en la calle.

No puedo evitar ser empática. Sé que muchas personas cuidadoras asumimos que debemos acomodarnos a la ciudad y su espacio, pero creo que podríamos aspirar a una ciudad más sensible al cuidado, simplemente observando a quienes la habitan, la recorren y la usan.

Entiendo que diseñar con perspectiva de infancia, de género o de edad requiere sensibilidad y escucha. Sin embargo, hay muchas formas de abrir espacios de participación en los diseños. Se vuelve aún más complejo cuando se trata de atender la experiencia de personas en situación de vulnerabilidad, así como cuestiones de seguridad y accesibilidad. Existen múltiples posibilidades para ser escuchadas, diseñadas e implementadas.

Invito a que, al menos, practiquemos una observación más sensible, prestemos atención a los detalles de las necesidades y deseos de las personas, y busquemos compensarlas con nuevas propuestas. Aunque sea en nuestro trato y consideración hacia quienes compartimos un mismo espacio.

Expertos TEC


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