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Nos estamos derritiendo, ¿Y si nos ocupamos de la isla de calor?

Por Expertos TEC - 10/05/2024

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

El Sexto Informe de Evaluación (AR6) del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) señaló que el calentamiento global de 1,1 grados Celsius ha provocado cambios significativos en el clima

 Nos estamos derritiendo, ¿Y si nos ocupamos de la isla de calor?
Por Diana García Cejudo. Arquitecta, Urbanista y Consultora. Profesora de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tec de Monterrey 

En las últimas semanas, hemos experimentado un aumento en las temperaturas, la sequía y los cortes de energía eléctrica, fenómenos que han impactado a toda la población, especialmente a los más vulnerables.

Es crucial comprender las causas subyacentes de estos tres eventos interconectados. El incremento de temperatura es innegable; a principios de año, el Sexto Informe de Evaluación (AR6) del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) señaló que el calentamiento global de 1,1 grados Celsius ha provocado cambios significativos en el clima, lo que resultará en un aumento en la frecuencia y la intensidad de olas de calor, lluvias torrenciales y sequías regionales.

¿Cómo afecta esto a nuestra ciudad? A nivel regional, las olas de calor y las sequías serán más severas y frecuentes, exacerbadas por el fenómeno de la isla de calor, un efecto causado por la escasez de áreas verdes y superficies permeables, así como el calor generado por la actividad urbana. Estas condiciones también provocan picos en el consumo eléctrico y un sobrecalentamiento de la infraestructura eléctrica, lo que resulta en cortes generalizados en el suministro de energía.

Frente a estos desafíos, nuestra ciudad debe enfocarse en la resiliencia climática. Esto implica un enfoque integrado que incluya medidas para fortalecer la infraestructura eléctrica y hacerla más resistente a los fenómenos climáticos extremos, así como invertir en viviendas e infraestructuras mejoradas en áreas vulnerables. Además, es crucial crear nuevos espacios verdes con vegetación y árboles nativos que no solo reduzcan el calor extremo, sino que también proporcionen hábitats para otras especies.

Estas son solo algunas de las estrategias necesarias para mitigar y adaptarnos a estos desafíos que probablemente se convertirán en parte de nuestra realidad cotidiana. Finalmente, no tenemos opción, tampoco tiempo; hay mucho por hacer.

 

 

 

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