Migración climática
La migración es un hecho que no podremos frenar y por lo tanto, tendremos que diseñar e implementar estrategias territoriales que nos ayuden a pensar en cómo reducir el impacto de ésta, sin sacrificar la calidad de vida de cada uno de nosotros.
Por Rubén Garnica Monroy,
Profesor de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño, Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro.
Mucho se ha hablado estos días sobre la 26ª Cumbre sobre el Cambio Climático -COP- y los grandes efectos que tiene este fenómeno en nuestro planeta. Pero poco se escucha sobre cómo la migración medioambiental está afectando a todas las comunidades urbanas y rurales, a pesar de ser incluso mayor en número, a los migrantes políticos o por guerras.
Se estima que para el 2050, la cantidad de migrantes climáticos sea mayor a los 200 millones (una vez y media la población mexicana actual), ya sea por cambios climáticos como la elevación del nivel del mar, la salinización del suelo de uso agrícola, la desertificación y la creciente escasez de agua; o por los fenómenos meteorológicos como las inundaciones, las tormentas y las crecidas repentinas de los lagos glaciares [1].
Desde la visión territorial, tenemos dos problemas resultantes: uno provocado directamente por el cambio climático y el segundo, consecuencia de los desplazamientos. El primero es la desaparición de tierra habitable o productiva que está provocando que sus habitantes se desplacen a nuevos lugares. El segundo es la presión que tendrán las ciudades (grandes o pequeñas) para poder recibir a estas personas y ofrecerles una vida digna, con un trabajo, vivienda, equipamiento e infraestructura suficiente. Creo que en nuestro contexto nacional, no nos hemos dado el tiempo para pensar en cuáles son las implicaciones de esta migración porque, de por sí, ya tenemos esas grandes carencias en nuestras ciudades.
Tal como lo vemos en las noticias nacionales, la migración es un hecho que no podremos frenar y por lo tanto, tendremos que diseñar e implementar estrategias territoriales que nos ayuden a pensar en cómo reducir el impacto de ésta, sin sacrificar la calidad de vida de cada uno de nosotros.
[1] Brown, O. (2008). Migración y cambio climático. Organización Internacional para las Migraciones. Disponible en: https://publications.iom.int/system/files/pdf/mrs-31_sp.pdf