Más allá de la Tecnología: Algoritmos en la vida cotidiana

En muchas ocasiones, asociamos la palabra: algoritmo exclusivamente con la tecnología, pero en realidad, los algoritmos están presentes en muchas de nuestras actividades diarias, a menudo sin que nos demos cuenta.

Un algoritmo es una secuencia de pasos que seguimos para realizar una tarea o para resolver un problema particular. Por ejemplo: al elegir un programa de televisión que deseamos ver, casi todos realizaremos los siguientes pasos: encender el televisor, elegir un canal de interés o explorar los diversos canales, una vez que encontramos un programa que nos llama la atención, ajustamos el volumen a un nivel adecuado para cada uno de nosotros y nos quedamos cómodamente observando nuestro programa.

La secuencia de pasos que indicamos es genérica, algunos quizás realizaremos acciones más detalladas que otros, pero llegaremos al mismo objetivo, que es: elegir un programa de televisión que deseamos disfrutar. Del mismo modo: al tomar el autobús, al leer el periódico, al navegar por las redes sociales, o hasta para decidir qué recetas hacer con los ingredientes que tenemos en casa, estamos siguiendo una serie de pasos para realizar una determinada tarea.

Estos algoritmos nos ayudan a llegar al objetivo que tenemos planeado y parece que los realizamos de manera automática pero cada uno de ellos lleva un proceso de toma de decisiones de varias acciones que nos permiten realizar las actividades de la mejor manera posible. De igual manera, funcionan los algoritmos que nos recomiendan una película que coincide con nuestros gustos, o que nos sugieren música basada en nuestros hábitos de escucha o hasta un sistema de reserva que nos muestra las mejores opciones de horario y precios.

Estos algoritmos se diseñan analizando las situaciones comunes que se pueden automatizar y a través de un conjunto de decisiones nos van entregando la mejor solución para esa situación. Por ejemplo, al elegir la mejor ruta para ir de un punto X a un punto Y, se tienen que calcular varias opciones y determinar la ruta de menor tráfico, de menor costo o quizás la de menor distancia, dependiendo de cuál es el objetivo de interés, además de trasladarse de un punto a otro.

A esto se le conoce como eficiencia algorítmica, al considerar el ahorro en tiempo, energía y recursos para llevar a cabo nuestras actividades; es por ello, que quién diseña algoritmos debe considerar todos estos elementos para entregar la mejor solución posible para las condiciones que tiene indicadas. Además de considerar las implicaciones de que un algoritmo no funcione como se espera y sobre todo las consecuencias que puede llegar a tener en la vida de las personas.

Hay muchos algoritmos que podemos encontrar a nuestro alrededor, pero hay otros que se siguen analizando y diseñando para resolver actividades complejas que tienen que ver con manejo de muchas variables y que tienen un gran impacto, tanto positivo como negativo, si no entregan una solución adecuada, por ejemplo, un vehículo autónomo.

Un vehículo autónomo es un vehículo que es capaz de navegar y operar sin intervención humana; es decir, se conduce solo y, por lo tanto, debe tomar decisiones basado en una combinación de sensores, cámaras, radares, entre otros, además de algoritmos avanzados para percibir su entorno, tomar decisiones en tiempo real y ejecutar maniobras de conducción como frenar, acelerar, girar y cambiar de carril.

Te imaginas… cuántas de las actividades que hacemos día a día, siguen un patrón, una estructura, una serie de pasos y ese esquema es la base de muchas de las aplicaciones que utilizamos diariamente y que tienen algoritmos que nos facilitan muchas de las tareas cotidianas.