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Familia muégano

Por - 28/03/2013

Lo acepto. Yo soy parte de una familia típica del «mueganismo mexicano». No es mi familia nuclear, es en realidad la familia de mi madre, […]

 Familia muégano

Lo acepto. Yo soy parte de una familia típica del «mueganismo mexicano». No es mi familia nuclear, es en realidad la familia de mi madre, que hoy está compuesta por, más o menos, 35 (contando a los agregados culturales que vienen y van) personas.

Las familias «muégano», para aquellos que no están familiarizados con el concepto, son aquellas que cuando están juntas, están MUY juntas. Si alguien acaba en el hospital, ya sea de gravedad o por embarazo, el cuarto está siempre lleno; en vacaciones, siempre hay alguna casa o destino al que llegar todos juntos y escandalosos a pasar unos días de intensa convivencia; todos están enterados de todos, aunque no todos de acuerdo con todos, y se practica «el ser patriota» pero con la familia, es decir, uno dice muy orgulloso, y a veces en tono de auto-burla, que lleva dicho apellido.

Para quien me esté leyendo, sé que habrá quien se identifique como parte de una familia «muégano», y quien esté identificando a su familia política (que me imagino debe ser difícil de entender y a la vez divertido). De cualquier forma, el ser parte de una familia de estas, ya sea por sangre o por añadidura, tiene sus grandes ventajas (aunque también sus desventajas):

#1. No recuerdo una sola vacación en mi vida en la que no hubiera plan. Siempre acabábamos 28 personas metidas en una casa conviviendo 24/7.

#2. Nunca estás solo en una enfermedad, velorio o día festivo.

#3. Los viajes familiares se vuelven viajes de amigos; con tantos primos, siempre al menos uno es tu mega cuate (y si tienes suerte, todos).

#4. No hay juego que no se puede jugar; ya sea solitario, monopoly, escondidillas, gotcha o futbol, siempre hay suficientes jugadores.

#5. Aprendes a apreciar la separación; cuando por fin regresas a tu casa en la que viven sólo dos (o cuatro) das gracias a Dios por tu espacio y el silencio.

Las desventajas… ya se las imaginarán ustedes.

Ahora, ya todos crecidos y formando familias propias, la vacación ha cambiado mucho. Cada quien duerme en una cama como tal y algunos hasta cuarto solo les toca. De los gritos y juegos de kickball sólo quedan las historias, y las enormes mesas con más conversaciones que personas sentadas se han quedado únicamente para Navidad.

Nunca me imaginé, cuando estábamos todos amontonados en el sillón viendo una película, que algún día vendría a la misma casa y no habría suficientes jugadores para el continental o el dominó cubano…


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