Es de pensar el México que tenemos
Es de pensar el México que tenemos y el México que queremos ser, pues siendo un país tan grande y tan rico en recursos, cultura y con gran potencial de desarrollo económico, somos tan pequeños y con un alto nivel de pobreza en comparación a lo que podríamos ser
Es de pensar el México que tenemos y el México que queremos ser, pues siendo un país tan grande y tan rico en recursos, cultura y con gran potencial de desarrollo económico, somos tan pequeños y con un alto nivel de pobreza en comparación a lo que podríamos ser. Y no se visualiza un cambio de ruta para revertir tal situación, al contrario, lo único que se vislumbra es un México estancado o peor aún, un México más pequeño, más pobre y en retroceso.
Esto se debe, esencialmente, a la superficialidad y enfoque cortoplacista de los planteamientos, conversaciones y debates que se tienen sobre los planes de gobierno, reformas y políticas públicas con los que se ha dirigido al país, el cual permanecerá para el próximo sexenio.
En México no somos ajenos a lo que sucede en el mundo, por lo que ignorar y dejar de lado las tendencias globales que lo envuelven es el primer error para cualquier propuesta de plan de gobierno o política pública que se quiera poner sobre la mesa. Sin embargo, es evidente que en el país se da mayor importancia a la lucha por defender e imponer las formas de cómo hacer las cosas por encima de proponer soluciones que atiendan el fondo de los problemas y que verdaderamente ayuden a mejorar la calidad de vida de las personas.
Si empezamos por cuestionar algunas de las reformas, como la del Poder Judicial, que se quiere justificar con el discurso de presencia de corrupción y condiciones disparejas en la impartición de justicia, la respuesta que tendremos refleja solo un cambio en la forma de cómo quiere el actual gobierno que funcione el sistema judicial del país, mas no una solución para resolver el fondo del problema.
O, ¿Será que en verdad creemos que la elección de jueces y magistrados por voto popular va a resolver la corrupción o las condiciones disparejas de acceso a la justicia?, ¿Por qué creemos que la disminución de ministros y la elección de magistrados y jueces popularmente hará que se sientan más comprometidos con el pueblo o que tendrán mayor capacidad o conocimiento para dar resoluciones más rápido, con mejor criterio y mejor estudiadas?
En México no necesitamos que se gaste más dinero para elegir más cargos por elección popular, ni desaparecer órganos de gobierno, mucho menos militarizar el país. Lo que necesitamos son funcionarios que entiendan y atiendan los problemas de raíz, dispuestos a dejar de lado la política electorera y apostar por verdadera política social, arriesgándose a hacer las cosas diferentes, porque mientras más parejo este el piso para todos, mejores oportunidades tendrán para mejorar su calidad de vida.
Roma no se construyó de la noche a la mañana, eso está claro, por eso es importante plantear planes de gobierno y políticas públicas con un enfoque de largo plazo para aprovechar las capacidades y virtudes del país, así como las oportunidades que el contexto global presenta. Hay que dejar de lado la política electorera y apostar por verdadera política social que mejore las condiciones en las que viven las personas y verdaderamente construir un piso parejo para todos.
José Carlos Gómez Franco
Especialista en análisis y diseño de políticas públicas, máster en Análisis Económico del Derecho y Gestión Pública por la EAE Business School en Madrid, España.