El pensamiento sustentable en la producción audiovisual
La industria de la producción audiovisual (cine, series, publicidad, televisión, contenidos para plataformas de streaming, entre otros) genera millones de toneladas de carbono y residuos durante todas las etapas de sus procesos a nivel mundial
El cine y las series que consumimos nos sumergen en mundos reales, fantásticos, utópicos o, incluso, inimaginables. Géneros como la ciencia ficción nos presentan futuros donde se valen todas las imaginaciones: desde una donde los seres vivos conviven con su entorno en total armonía, hasta aquellas en donde no hay esperanza de habitar la tierra como la conocemos.
Este último panorama se ve cada vez más cercano e inmediato, remarcando y juzgando nuestros hábitos actuales de consumo, explotación de recursos y relaciones con otros seres vivos. La realidad, en ocasiones, supera a la fantasía.
Estas producciones no solo entretienen, también nos acercan a reflexionar sobre nuestros contextos y el futuro que queremos construir. Nos preguntamos si son realidades que pueden existir. Se inician diálogos e incluso, pueden motivar a perseguir acciones a favor de resolver esas problemáticas que identificamos. Miramos el producto final e imaginamos…
Los medios audiovisuales siguen siendo un canal influyente para difundir y educar sobre temas de sustentabilidad, cambio climático y acción medioambiental, presentes -y urgentes- en todas las conversaciones hoy en día. Raramente cuestionamos cómo estos mundos llegan a las pantallas, bajo qué procesos y a qué costo.
La industria de la producción audiovisual (cine, series, publicidad, televisión, contenidos para plataformas de streaming, entre otros) genera millones de toneladas de carbono y residuos durante todas las etapas de sus procesos a nivel mundial.
Datos de la plataforma mexicana Greener, vertiente de la empresa Rutas y Raíces, por rodaje, en promedio, se liberan 500 toneladas de CO2 a la atmósfera. Una producción audiovisual, sin importar su tamaño o presupuesto, implica a un equipo de personas trabajando con limitaciones de recursos y exigencias de tiempo, espacios y presupuestos que implican actividades, equipos técnicos, materiales y transportación en una temporalidad corta, con materiales de un solo uso y con un impacto socioambiental alto. Donde pasa el cine, no vuelve a crecer pasto, se dice también.
Como Greener en México, la APAC en Argentina, Green Production Guide en EUA y otras asociaciones alrededor del mundo, llaman la atención y denuncian los modos tradicionales de hacer cine, donde se omiten prácticas de cuidado para con las personas involucradas y con el entorno físico en el que suceden los rodajes.
Estas mismas iniciativas ofrecen productos y servicios al sector para generar respuestas y propuestas colaborativas y en constante evolución ante el alto impacto ambiental que generan las producciones audiovisuales en cada una de sus etapas.
La información y las herramientas que brindan son, además, recursos abiertos para quien requiera consultarlos y aplicarlos en sus proyectos audiovisuales, con lo que pretenden no solo concientizar sobre los rodajes, sino también reconocer la huella de carbono que se genera en todas las etapas de la producción para planificar un proyecto con mayor sensibilidad socioambiental.
Desde la asignación de una persona encargada de la sustentabilidad o eco-manager en la fase de preproducción, hasta preparar eventos de proyección del producto final que contemplen medidas sustentables, pasando por un cálculo de la huella de carbono, informes de resultados y planes de compensación en forma de reforestación de áreas locales, estas prácticas comprometen a todo un equipo de trabajo en una meta en común, considerando los efectos futuros de decisiones momentáneas.
Ser parte de una producción independiente o un proyecto escolar no es pretexto para no ejecutar propuestas sencillas que promuevan esos valores de cuidado durante los distintos momentos de creación: la gestión adecuada de residuos, políticas de cero plásticos de un solo uso, condiciones de trabajo basadas en el respeto y la igualdad, uso de servicios de alimentación local, o una historia que transmite algún valor de sustentabilidad son algunas medidas que apuestan a este cambio a un pensamiento sustentable sin afectar en demasía las finanzas del proyecto.
Inclusive la gran industria de Hollywood ve estas prácticas como algo ineludible: la película de El Hombre Araña 2 (2014) fue galardonada con el Green Seal por sus esfuerzos sustentables y ambientales durante su producción, convirtiéndose en la película eco-friendly más taquillera de la historia de Sony Pictures. Esto demuestra que la sostenibilidad no es solo posible, sino también rentable.
En el marco de la crisis climática que se vive de manera global, la industria de la producción audiovisual se debe de comprometer con acciones que impactan desde lo local hasta lo nacional e internacional, no solo a nivel de contenido, sino también en sus procesos y organizaciones. Por tal razón, es el momento ideal para cultivar un camino que sea respetuoso y responsables con las personas, los recursos naturales y otros seres vivos, reconociendo su aportación y el impacto que generamos en lo socioambiental con esta industria que tanto consumimos.
Es esencial comprender que este pensamiento sustentable no puede existir de manera aislada. Apostarle a la transversalidad y colectividad en temas de sostenibilidad en todos los aspectos de la producción audiovisual, desde la preproducción hasta la proyección, genera un impulso a conectarnos con el entorno, aportando valor y con experiencias profesionales que se entrelazan con prácticas de cuidado benéficas para todxs.
Jennifer Margain Salvador
Profesora docente asistente
Departamento de Medios y Cultura Digital
Escuela de Humanidades y Educación
jmargains@tec.mx