Más universidades para adoctrinamiento de la 4T
López Obrador pretendió competir con las universidades públicas autónomas que hay en todos los estados, creando las universidades del Bienestar Benito Juárez. No dieron resultado, sobresalieron más las quejas de despidos del personal docente sin causa justificada y de los alumnos por el bajo nivel académico, informó el Periódico El País
López Obrador pretendió competir con las universidades públicas autónomas que hay en todos los estados, creando las universidades del Bienestar Benito Juárez. No dieron resultado, sobresalieron más las quejas de despidos del personal docente sin causa justificada y de los alumnos por el bajo nivel académico, informó el Periódico El País.
Sin embargo, a pesar del tremendo fracaso de las universidades del capricho, para el año próximo la Secretaría de Hacienda, presupuestó un gasto para esas universidades del bienestar Benito Juárez de 131 mil, 926.1 millones de pesos.
La presidente Claudia Sheinbaum, no se quiere quedar atrás y prevé crear más universidades, con el nombre de “Rosario Castellanos”; el sello de la casa del segundo piso.
Si bien es cierto que México requiere más universidades para dar cabida a millones de estudiantes que no pueden acceder a ellas por falta de cupo y escasez de recursos económicos, lo cierto que ambos mandatarios juegan con las y los estudiantes, números de inscritos y el dinero público; miles de millones de pesos con un pésimo resultado hasta hoy.
Veamos el fracaso y el despilfarro de recursos públicos. El 80% de aquellos que lograron culminar con sus estudios, no tiene cédula profesional. AMLO refería antes de dejar el cargo que 6,372 estudiantes habían culminado su carrera; luego entonces, 5,073 carecen de la cédula profesional que les permita ejercer la carrera.
En el año 2019, se llevaron un presupuesto de 961 millones, 247 mil, 388 pesos; para el año siguiente gastaron 996 millones, 994, mil 492 pesos; el año anterior dispusieron mil, 489 millones, 278 mil, 925 pesos ¿Ha valido la pena? Claro que no. Hubiera salido más económico pagar los estudios de los 6 mil, 372 estudiantes en universidades particulares y el 100% tendría sus cédulas profesionales, suponiendo que lograron terminar sus estudios. El populismo en el gasto público no tiene fin.
Sin embargo, a pesar del fracaso y brutal dispendio de recursos públicos con el experimento de las universidades públicas del bienestar Benito Juárez, la señora presidente arroja su propuesta, crear más universidades públicas. Estas se distinguirán por el nombre de Universidad “Rosario Castellanos”.
Según Claudia Sheinbaum, serán 300 mil espacios para nuevos estudiantes ¿Qué? Esa fue la promesa de la presidente.
Dijo: “Va ser nacional para que, a partir del próximo año, inicien ya las nuevas universidades para dar opción a por lo menos 300 mil jóvenes más a que estudien la educación superior, gratuita, de calidad, científica, humanista y que permita que los jóvenes tengan empleo y tengan educación, que es un derecho” ¿Y la infraestructura inmobiliaria, el personal docente? Otra más de las mentiras del rampante populismo.
Supongo, esa fue la razón de disminuir el presupuesto en la UNAM, UAM, Universidad Pedagógica y el Instituto Politécnico Nacional; no les alcanza el dinero para sus universidades “patito”, así que, quitarles presupuesto a las universidades ya consolidadas y de prestigio. 10 mil, 268 millones de pesos es el recorte previsto en la iniciativa del Decreto de Egresos de la federación. Aunque después fingieron demencia y alegaron que se trató de una equivocación. 5 mil, 360 millones, 100 mil pesos fue el recorte para la UNAM, el que, ofrecieron sería corregido.
Considero que el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, al ver el fracaso de las universidades del gobierno federal, propuso dar presupuesto y autonomía a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, de hasta el 4.5% del presupuesto del estado. Seguramente es buen negocio la creación de universidades públicas, claro, sin los resultados esperados.
Siempre será inversión invaluable apostar por la educación de todos los niveles de las y los mexicanos. Pero, debe ser de calidad y altamente profesional para poder competir a nivel internacional. Algo que dista mucho de ser las universidades del bienestar y el nuevo experimento de la señora presidente. Eso sí, consumen miles de millones de pesos. Mas parecen semilleros de adoctrinamiento que de educación superior.
Los números alegres que proporcionó la presidente en relación con las universidades y el alumnado que espera de matrícula, no coinciden. Afirmó que 300 mil alumnos se albergarán en 30 “nuevas” sedes; y en cada sede se podrán albergar de 3 a 7 mil estudiantes. Si las matemáticas no fallan y si en las 30 sedes se albergan 7 mil en cada una, el cupo máximo sería de 210 mil alumnos. Luego entonces, harán falta más sedes. Vamos, en algunas sedes no alcanzarán los 7 mil alumnos, sino 3 mil, según la presidente; por lo tanto, los números cuadran mucho menos ¿Dónde albergarán esos 300 mil alumnos?
Otra más de las vaciladas que suelen compran los dopados con la información presidencial.
Lo cierto que las universidades públicas de tanto del bienestar como del 2º piso, absorben miles de millones de pesos del presupuesto público y los pírricos los resultados.
Vaya negociazo las nuevas universidades. En 2019, las universidades comenzaron con 100 sedes en el país, ahora ya cuentan con 200, y alcanzaron una matrícula de 85,000 alumnos según datos que diera la directora general de las universidades del bienestar, Raquel Sosa, en un evento del presidente Manuel López Obrador y la entonces virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum. Resultaron ser casas de la caridad “¿Quiénes son los estudiantes?” dijo la señora Sosa: “el 70% de nuestros estudiantes son hijos de familia que viven con sus padres o madres, o/y madres o su familia, principalmente. No son muy afectos a la independencia y a lo mejor tampoco tienen muchos recursos, pero tienen todos, su beca de 2,400 pesos mensuales y el 73% de nuestros estudiantes vive de su beca, eso es el ingreso único que tienen”. Literalmente reconocieron que van a esas universidades por su beca, no a estudiar.
Con esa desfachatez la presidente pidió a las grandes universidades autónomas, como la UNAM, que revisen gastos tras el incremento de la burocracia universitaria.