Arquitecturas preferibles y de cuidado

La arquitectura es una de esas disciplinas y profesiones que cuentan con una vasta caja de herramientas para poder realizar proyectos y al mismo tiempo otorga una responsabilidad enorme sobre el ambiente construido.

Desde siglos atrás su compromiso radica en el diseño y la construcción de edificios y ciudades, sin embargo, desde este siglo que la información fluye a una velocidad casi instantánea y más involucrada está la sociedad civil en las causas de grupos vulnerables, más y más apunta la arquitectura a convertirse en una más diversa, abierta y multidisciplinar.

Desde la universidad, y en la medida en la que más diversidad existe en nuestros estudiantes y nuestros profesores, los perfiles que hacen arquitectura cada vez son y serán más vastos, interpretando una profesión que tiene mucho camino por recorrer para no solo diseñar y construir bien nuestros espacios, si no investigarlos, emprender sobre ellos e inventar mejores formas de hacer las cosas. ¿Cuál es el rol de las universidades en esa formación profesional?

La complejidad de las ciudades y los territorios donde hoy hacemos arquitectura con la que nos enfrentamos es única en la historia, tanto a nivel global como local. Entendemos que somos parte de una región y un país con un alto valor histórico, ecosistémico y humano, así como con un gran potencial para su desarrollo, sin embargo, sabemos también que aún tenemos grandes deudas a nivel ambiental. Por lo anterior en el Tec, en el aula, la oficina y la obra guiamos proyectos con enfoque en la preservación de lo construido y la regeneración consciente de las ciudades y los territorios.

Así también, creemos que la educación siempre impacta en el futuro, y por eso una de nuestras guías es incluir metodologías y estudios de futuro para la arquitectura de forma explícita. Creemos que detonar y provocar futuros preferibles es uno de los roles principales de los profesionales del espacio, pues está en ellos y ellas que diseñemos, creemos y construyamos hacia una visión de largo plazo con una postura siempre crítica buscando un mejor mundo para cada uno de nosotros.

Las universidades debemos hoy formar no solo un tipo de perfil de salida de arquitecto, si no dar cauce a un abanico de posibilidades que destaquen de forma nacional e internacional. Por eso buscamos encausar a las vocaciones humanas de nuestros estudiantes y profesores desarrollando el pensamiento crítico, espacial y regenerativo, para poder guiar conversaciones al saber hacer desde el poder transformar.

El reto es difícil pues la educación tradicional en arquitectura suele ser dura y rigurosa con el estudiantado. Las preguntas que hoy nos hacemos desde las escuelas de arquitectura están enfocadas en cómo un perfil profesional que transforme nuestro entorno podrá hacerlo desde un lugar seguro. Por ello, todo lo anterior lo buscamos hacer desde una perspectiva del cuidado.

Entendemos que como gremio que formamos y hacemos nuestras ciudades debemos cuidar de nuestras familias, de nuestras comunidades y de nuestro planeta. Desde esa perspectiva reconocemos que somos responsables de propiciar espacios para que esta visión sea una realidad.

La arquitectura es hoy, una de esas posibilidades para soñar mejores espacios, mejores ciudades, y mejores entornos para los nuestros. Desde la universidad debemos tomar ese reto con rigor y con cariño.

Daniel Savedra Olivo | @dansavedra