Cambiando paradigmas
Se necesita una revolución del pensamiento, que permita romper ese sesgo de status quo que hoy se tiene en el servicio público y cambiar paradigmas
Existen tres tipos de personas: Las tontas, que no aprenden ni de sus errores; las inteligentes, que aprenden de sus propios errores, y las sabias, quienes aprenden de sus propios errores y de los errores de los demás. En muchas ocasiones el ego puede llegar a nublar la razón, lo que hace creer que se puede ser la excepción y obtener resultados diferentes recorriendo el mismo camino que otros ya han recorrido.
En la administración pública es un patrón recurrente, particularmente en Latinoamérica, incluyendo México por supuesto, dado que se hace omisión de dos aspectos fundamentales: el primero, saber qué información se necesita tener para una buena toma de decisiones y que permita evaluar la eficiencia de los programas sociales; y la segunda, usar evidencia que permita identificar buenas y malas prácticas en el diseño de la política pública con el fin de evitar implementar programas sociales que en otros países o ciudades llegaron a ser un total fracaso.
Hoy es necesario que se inicie una revolución, pero no la revolución que usualmente hace referencia al uso de la fuerza y de las armas, no. Se necesita una revolución del pensamiento, que permita romper ese sesgo de status quo que hoy se tiene en el servicio público y cambiar paradigmas.
Para generar cambios sean grandes o pequeños, no es necesario inventar el hilo negro, lo que es necesario, es tener espacios de reflexión, donde se cuestione si de verdad lo que se está haciendo tiene un impacto positivo en la vida de las personas que permita mejorar su calidad de vida.
En febrero de este año, el centro de investigación en política pública Abdul Jameel Poverty Action Lab (J-PAL) vinculado al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), lanzó una convocatoria para ayudar a gobiernos estatales de México a través de fondos internacionales para mejorar su política pública por medio de evaluaciones de impacto con la ayuda de investigadores de universidades como Harvard, Oxford y el propio MIT.
A esta convocatoria atendieron 50 dependencias gubernamentales a nivel nacional, tanto estatales como federales. Al final del proceso, J-PAL concluyó que trabajaría solo con 3 entidades en México, entre las que se encuentra la Secretaría de Planeación y Participación Ciudadana.
Como parte de la colaboración que se tendrá, la semana pasada se recibió a parte del equipo de J-PAL para realizar mesas de trabajo y sesiones de talleres con cerca de 60 servidores públicos a cargo del diseño e implementación de los programas sociales de las diferentes dependencias del gobierno del estado, con el objetivo de capacitarlos en el diseño de política pública con impacto social.
A su vez, se trabajó en la incubación de 6 programas sociales que serán presentados a la red de investigadores de J-PAL para poder realizarles una evaluación de impacto con método científico que permita comprobar su eficiencia en la atención de la problemática en la que cada programa social se enfoca.
Esta alianza es el cimiento de un proyecto que empieza a poner bases sólidas para cambiar el status quo con el que se diseñan las políticas públicas en el estado, poniendo al ciudadano y sus necesidades al centro. Al mismo tiempo, se busca institucionalizar los procesos de evaluación, recolección de información y el uso de evidencia, lo que permitirá detectar e implementar buenas prácticas en la materia, creando políticas públicas y programas sociales que realmente funcionen.
Cambiar cosas es plantearse problemas, para entender los problemas hay que tener datos y para tener datos hay que acercarse con la sociedad… quien es la que vive el problema.
José Carlos Gómez Franco
Especialista en análisis y diseño de políticas públicas, máster en Análisis Económico del Derecho y Gestión Pública por la EAE Business School en Madrid, España.