Agua en Querétaro: urgencia que puede convertirse en emergencia
Querétaro ya pasó el “día cero” en cuanto a escasez de agua, al menos así lo considera Diana García Cejudo, especialista del Tec de Monterrey, quien asegura que el Acueducto III no será la solución a los problemas de abasto en la entidad
Hace más de una década, los gobiernos estatales de Querétaro detectaron la necesidad de implementar estrategias a fin de paliar la creciente demanda de agua en una entidad que por su desarrollo económico y dinamismo poblacional aumentaba sus requerimientos del vital líquido de manera exponencial, sin embargo, luego de varios años, todo parece indicar que las estrategias no han funcionado.
Y es que desde 2008, Manuel Urquiza Estrada, entonces vocal vocal ejecutivo de la Comisión Estatal de Aguas (CEA), puso sobre la mesa la sobreexplotación de la que era objeto el Acuífero del Valle de Querétaro, fuente principal de este recurso para la Zona Metropolitana (ZM) de la entidad.
Por lo anterior, entre otras acciones, se planteó la necesidad de contar con nueva infraestructura para cubrir la demanda del vital líquido en la ciudad; el Acueducto II fue una de las propuestas más ambiciosas para mitigar la sobreexplotación, pues se contemplaba que este proyecto daría cobertura a las necesidades de la población por 30 años, es decir, hasta 2041, luego de ser inaugurado en 2011.
Sin embargo, con el reciente anuncio del Acueducto III, se puede inferir que los pronósticos iniciales ya fueron rebasados, y para muestra están los datos de consumo, que en 2008 eran 2.3 metros cúbicos por segundo (m3/s), y se pronosticaba que llegaría a 4.1 m3/s para 2030. Sin embargo, de acuerdo con datos de Luis Alberto Vega Ricoy, actual vocal ejecutivo de la CEA, la ZM ya alcanzó estos números, pues actualmente ya se consumen 4 m3/s, 8 años antes de lo que se había estimado.
El día cero ya pasó
Ante la situación de escasez de agua que actualmente atraviesa el estado de Nuevo León, que ha sido catalogada como el “día cero” -ese potencial momento en que los asentamientos humanos no tendrán recursos hídricos para garantizar las condiciones de vida de las sociedades actuales-, surge el cuestionamiento sobre qué tan cerca está Querétaro de enfrentar una situación similar.
Para Diana García Cejudo, especialista del Tec de Monterrey Campus Querétaro, la entidad ya pasó el “día cero” el mismo momento en que comenzó a traer agua de fuera, como actualmente lo hace con el Acueducto II, y que se seguirá haciendo con el Acueducto III.
“El día cero ya lo pasamos en el momento en que tenemos que importar agua, ¿y es alarmante?, sin duda es alarmante”, sobre todo porque esto implica que se le está quitando esa agua a alguien más, destaca la académica, quien imparte cátedra en la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño.
En ese sentido, García Cejudo agrega que apostar por el Acueducto III es reforzar la misma dinámica de consumo que nos ha puesto en una encrucijada en cuanto a disponibilidad de este recurso, y no ataca los problemas reales para garantizar el abasto.
“Cuando se anuncia el Acueducto III, que fue una noticia muy celebrada, ¿por qué?, porque nos da más agua, yo digo que es peligrosísimo, porque el riesgo es que nos da licencia para seguir creciendo bajo el mismo sistema, bajo el entendimiento de que yo limpio muy poca agua, el agua de lluvia no la cuido, la tiro al drenaje…”, señala.
Para la especialista, cambiar esta dinámica no es sencillo, pues implica reformar todo el sistema; pese a esto, se debe pensar en que la ciudad tiene que crecer a un ritmo y en un modelo de ciudad mucho más resiliente con el agua, mucho más sensible.
Agua de lluvia, una vávula de escape al sistema
Diana García hace énfasis en que el agua de lluvia es un elemento que puede aliviar el estrés hídrico de la ciudad, por lo que las autoridades deberían contemplar infraestructura para su captación, como drenes pluviales -para evitar que se mezcle con aguas negras-, pozos de infiltración e incluso, a menor escala, jardines de lluvia, y así poder recargar los acuíferos que hemos sobreexplotado.
“Necesitamos un drenaje pluvial para hacer esta distinción entre el agua de lluvia y el agua negra, y hacer tomas más eficientes en nuestras viviendas, necesitamos captar agua, pero también consumir menos, mucho, mucho menos de lo que hacemos”.
Explica que el agua de lluvia está prácticamente limpia, sin embargo, cuando toca el pavimento se contamina y termina en el drenaje sanitario, además de que al no ser captada, acaba por evaporarse, lo que impide que pueda ser utilizada para distintas actividades a las que actualmente destinamos agua potable.
Una industria más sustentable y una ciudad más planeada
García Cejudo considera que la industria no debería utilizar agua potable, a excepción del sector alimentario, y debería buscar otras alternativas.
“No deberíamos de tener industria que utilice agua potable para sus procesos, o sea, ahorita, una industria metalmecánica puede utilizar agua potable para enfriar turbinas, para sus sistema de producción, eso debería estar prohibido”, considera.
Y es que actualmente, las empresas tienen como obligación limpiar agua, sin embargo, la especialista reconoce que muchas veces la industria prefiere pagar multas, pues es mucho más oneroso invertir en toda la infraestructura necesaria para garantizar la limpieza de este líquido.
Para la académica no escapa el hecho de que Querétaro tiene un marcado perfil industrial, pero se deben buscar condiciones más favorables para la situación del agua en la entidad, sin que se deje de atraer inversiones.
“Si tenemos bien claro las limitantes, si tenemos bien claro, a futuro, cuál es el impacto, entonces tendríamos que ser mucho más selectivos a quién traemos en términos de industria; que nos permita una situación ganar-ganar, para que el ciudadano no se quede sin el recurso, pero tampoco nos quedemos sin fuentes de trabajo”.
No se cuida lo que no cuesta
Finalmente, Diana García señala que actualmente el subsidio del agua es muy alto, y no pagamos lo que realmente cuesta este recurso, por lo que debe haber ajustes.
Eso no significa que deba aumentar el costo de manera homogénea para todos, sino que debe ser regulado por zonas, pues considera: “Si no me cuesta, no la voy a cuidar”.
Destaca que el agua es un derecho cuyo acceso no puede ser negado, pero debe haber un consumo más racionado. Y es que aún se está a tiempo de ser una ciudad más amigable con el cuidado del agua y no empeorar más la situación actual.
“No (debemos) esperar a que se convierta la urgencia en una emergencia. Estamos en un estado de urgencia, sí, pero pronto estaremos en un estado de emergencia”, concluye.