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Cantereros queretanos llegan hasta las páginas del New York Times

Por Staff Códice Informativo - 22/03/2022

Sin la ayuda de computadoras y otras tecnologías modernas, los talladores dibujan una forma básica en la piedra y luego le dan vida a esa forma usando herramientas eléctricas, martillos, cinceles y, finalmente, papel de lija.

 Cantereros queretanos llegan hasta las páginas del New York Times

Foto: Walter Hodges

Las historias de los cantereros queretanos fueron publicadas esta semana en un reportaje del New York Times, donde el reportero Walter Hodges describe cómo es que en Escolásticas, una comunidad del municipio de Pedro Escobedo, los adultos y niños tallan piedra volcánica antigua para la elaboración de todo tipo de figuras.

Escolásticas es una comunidad donde habitan unas 3 mil personas. Según el reportaje, hay quizás 200 talleres de tallado en piedra , todos pequeños y al aire libre. Alrededor de 300 de los hombres locales trabajan en estas tiendas como talladores de piedra artesanales y se refieren a su trabajo terminado como “cantera”, una palabra derivada de la palabra española para “cantera”. (“Cantera” es también un término genérico para un tipo de piedra blanda utilizada en columnas talladas a mano, molduras y otras características arquitectónicas).

Los artesanos de Escolásticas son herederos de una tradición de esculpir en piedra que se remonta a varios milenios. Hace unos 3 mil años, los escultores que trabajaban entre los olmecas, ampliamente considerados como la primera civilización precolombina elaborada en Mesoamérica, dominaron el arte de tallar la forma humana. Más de 2 mil años después, los aztecas producían grandes esculturas de piedra que a menudo tomaban prestados diseños olmecas.

El reportero visitó Escolásticas por primera vez en enero de 2020, según cuenta en el reportaje. En ese momento, buscaba historias sobre temas poco explorados. Narra que hace 100 años, las haciendas e iglesias de la zona necesitaban piedra cortada para paredes, escalones y tejas. Los lugareños descubrieron cómo hacerlo y, lentamente, la calidad del arte comenzó a evolucionar.

Hoy se pueden comprar tallas directamente de los artistas, y la cantera de Escolásticas se exporta a todo México y Estados Unidos.

“Sin la ayuda de computadoras y otras tecnologías modernas, los talladores dibujan una forma básica en la piedra y luego le dan vida a esa forma usando herramientas eléctricas, martillos, cinceles y, finalmente, papel de lija. Ojean un trozo de roca volcánica, extraen lo que no necesitan y tallan animales, arcángeles, fuentes, fachadas de chimeneas y otros casi innumerables diseños”, escribe el periodista.

Cuando le preguntó a un tallador llamado Francisco Maldonado qué podía hacer, le respondió: “Puedo hacer cualquier cosa, señor. ¿Qué te gustaría hoy?”

El tallado en piedra es la profesión dominante en Escolásticas. Incluso los niños tomarán un pequeño martillo y lo golpearán contra una piedra. Los mentores mayores enseñan a los estudiantes más jóvenes a tallar, y así continúa la tradición.

Sin embargo, según el reportaje, los talladores mueren jóvenes por respirar el polvo de piedra. Apenas alguna firma o identifica su arte. En cierto modo, el anonimato es un destino heredado y aceptado.

Aaron Camargo Evangelista, de 29 años, vive en una choza de dos habitaciones de ladrillo rojo, justo al lado de la carretera que atraviesa la ciudad. Cuando el reportero le preguntó si había considerado mostrar su trabajo en Facebook o Instagram, Aaron respondió que no es “lo suficientemente inteligente”, aunque en ese momento esculpía n cuervo de tres metros de altura con bastantes detalles.

Rubén Ortega Alegría, de 50 años, dijo que encuentra inspiración en los dibujos de Miguel Ángel. Su hijo de 10 años, José Juan Ortega Contreras, también quiere tallar. Durante una de mis visitas, José caminó al taller al aire libre de su padre después de la escuela para observar y aprender. Su padre eligió un momento para guiar las manos de su hijo sobre la piedra, para que pudiera sentir la vida en su interior.

“Necesitas tocarlo y sentir cómo se mueve”, explicó. “Necesitas saberlo antes de poder tallarlo”.

Alejandro Camargo es un maestro tallador. Un accidente que sufrió a la edad de 17 años lo dejó incapaz de realizar otros trabajos pesados, por lo que se dedicó a tallar. Ahora, con 60 años, confía en sus hijos para que lo ayuden a mover la pesada piedra, a la que da vida. Los otros escultores locales se refieren a él como “Maestro”.


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