#Crónica Regreso a clases en Querétaro: un desafío al frío al frío y la pandemia
Un total de 404 estudiantes volvieron a clases en esta tradicional escuela primaria localizada sobre la avenida Hidalgo
Es el primer lunes de 2022 y las niñas y niños llevan en sus espaldas mochilas de algún personaje animado o colores vibrantes que contrastan con lo nublado del cielo. Son 7:45 de la mañana, las bajas temperaturas propician que, además, los estudiantes usen guantes y gorro en su primer día de regreso a clases después de las vacaciones de invierno.
Quienes llegan en auto a la escuela primaria “Josefa Ortiz de Domínguez“, ubicada en la calle Hidalgo, en el Centro Histórico de Querétaro, son recibidos por el profesor Gaspar Reyes, quien también es el director del plantel educativo: les abre la puerta de sus autos, les ayuda a bajar sus mochilas y procede a ponérselas sobre sus hombros mientras despide a los padres de familia.
Gaspar Reyes recuerda que fue el pasado 30 de agosto cuando la escuela que dirige abrió sus puertas tras año y medio de suspensión de las clases presenciales derivado de la pandemia por COVID-19. Desde entonces el ánimo de los estudiantes es notorio y el esfuerzo de los docentes por adaptarse a nuevas dinámicas de trabajo sigue presente.
Refiere que la matrícula del plantel es de 404 estudiantes, de los cuales 8 abandonaron las clases sin previo aviso y hasta el momento no han podido ser localizados.
Esto podría recordar que la modalidad en línea de las clases, así como las brechas digitales existentes en el país, propiciaron la deserción escolar y el rezago educativo. Un aproximado de 628 mil jóvenes en el país han interrumpido sus estudios durante esta crisis sanitaria, lo que implica una caída por debajo del nivel de 2008 en el porcentaje de jóvenes que asisten a la escuela, informó en junio de 2021 el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
El timbre de la escuela está a cinco minutos de sonar para que a las 8:00 de la mañana las puertas cierren y comiencen las clases. La afluencia de estudiantes es baja y todavía se ve lejana al primer día de clases de 2020, antes de que el primer caso de COVID-19 se registrara en México.
La señora Virginia está recargada sobre la pared de un edificio ubicado al otro lado de la calle. Usa la capucha de su sudadera negra para cubrir sus mejillas del frío y el cubrebocas que lleva puesto apenas deja ver sus ojos. Desde ahí espera a que su hija entre a la escuela, mientras es recibida por padres de familia que son voluntarios para tomar la temperatura y proporcionar gel antibacterial a todo aquél que intente ingresar.
Adicional a los filtros sanitarios, la madre de familia puso a su hija toallitas desinfectantes para que constantemente limpie su escritorio, así como gel antibacterial extra. Ella recuerda que tomar clases en línea fue complicado para ella y su hija, por lo que regresar a su salón de forma presencial fue un alivio para ambas.