Jody Williams, una vida de lucha en contra del excepcionalismo estadounidense
En tiempos en los que el presidente de Estados Unidos predica un nacionalismo basado en la supuesta inferioridad del resto del mundo, la activista ganadora del Premio Nobel de la Paz reivindica su lucha por la igualdad.
Cinco décadas de lucha en contra de algo que se conoce como ‘excepcionalismo estadounidense’, una especie de megalomanía social y políticamente aceptada a nivel global, han pautado la vida de Jody Williams, internacionalista que en 1997 ganó el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en favor de la prohibición de las minas antipersona, y la han llevado a convertirse en una de las activistas políticas más importantes del mundo y líder del Nobel Women’s Initiative.
En una charla que sostuvo con el editor Diego Rabasa, en el marco de las actividades por el Hay Festival Querétaro 2017, Williams apuntó que «la mayoría de la gente de verdad cree que ese país es algo especial en el mundo, entonces tiene el derecho de hacer lo que le de la gana y además tiene el poder militar para hacerlo y yo no creo eso, creo que todos somos iguales en cuanto a las necesidades de la vida de un ser humano». Además lamentó el discurso que Donald Trump ha sostenido ha sostenido a este respecto, así como las decisiones políticas y las acciones consecuentes al mismo.
Durante la conversación, los asistentes pudieron escuchar de voz de la propia Williams cómo fue el involucramiento de la estadounidense en el activismo, que comenzó con el recibimiento de un panfleto en una estación de metro y estuvo siempre caracterizado por la ausencia del miedo; «yo creo que cada día tenemos que escoger pasos en la vida, decido levantar mi voz en contra de una política que no me cae bien o decido callarme y ceder mi poder como ciudadano».
La estadounidense fue crítica, con respecto al ‘activismo del click’, como se le conoce a las movilizaciones que se realizan a través de plataformas digitales como Change.org y que muchas veces son un lavado de consciencia o un falso activismo, sin embargo reconoció que también pueden llegar a ser la puerta de entrada a un interés más sólido y, consecuentemente, a un involucramiento auténtico.