Ordenado y con seguridad, primer informe de Francisco Domínguez

Controlado, con una seguridad discreta, pero con mucha coordinación se vivió el primer informe de Francisco Domínguez al interior de la Universidad Aeronáutica de Querétaro (Unaq), donde miles de personas se dieron cita para escuchar el mensaje ciudadano del mandatario.

Desde la llegada se instalaron tres filtros, uno en el entronque con la carretera 200, uno más al exterior del aeropuerto y otro en la entrada a la Unaq, donde se habilitaron más de tres entradas para los invitados, dependiendo de la invitación.

Invitados por puerta uno, prensa por puerta dos, e invitados especiales por la zona de hangares, donde se habilitó una sala VIP donde permanecieron por más de una hora a la espera de que diera inicio el evento.

Francisco Domínguez llegó antes del mediodía a la Unaq, con dos motocicletas de la policía estatal abriendo camino en una abarrotada carretera 57.

Con sus esposas, con guaruras, todos llegaron, pero pocos robaron cámaras. La prensa fue instalada en un acceso por donde solo pocos llegaron, la mayoría de invitados especiales tuvo acceso por otra puerta y no hubo paso a entrevista.

El que más cámaras “robó” fue Diego Fernández de Cevallos, acompañado del senador Enrique Burgos y el alcalde de Colón, Alejandro Ochoa, todos se lanzaron para preguntar el panorama que esperaba para el PAN 2018.

Más políticos que ciudadanos, eso sí, ocuparon el frente del recinto, invitados nacionales, gobernadores, senadores, delegados y alcaldes ocuparon los primeros lugares para escuchar al gobernador.

El mensaje inició y todo lucía en calma, sin manifestantes al exterior ni al interior, todos en sus lugares y con personal de ayudantía a la espera de cualquier demanda de los invitados, aunque algo nerviosos, pues era la primera ocasión de un informe para ellos.

Restricciones normales, solo podía la gente ocupar su lugar y la prensa lo mismo, nadie en los pasillos y todos ordenados; ese era el panorama que querían cuando llegara el gobernador, eso es lo que querían que se viera.

Una mirada a su familia y un trago de agua daban fuerza a Francisco Domínguez para seguir su discurso, enérgico, claro y con voz alta, ante la mirada de su gabinete, sus opositores y quienes lo acompañaron desde campaña.
En pocas ocasiones se interrumpió el mensaje para aplaudir, solo en temas puntuales, Alameda Hidalgo, Seguridad y Desarrollo Social.

Luego de más de una hora de discurso, el gobernador se retiró, la prensa fue advertida de que no habría entrevistas, y otra vez, se restringió la movilidad para invitados en tanto gobernadores y políticos pudieran salir sin contratiempos.