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“El Duva” y “el Pollo” esperan repetir su éxito de Londres 2012

Por Staff Códice Informativo - 07/04/2016

Los subcampeones olímpicos Iván García y Germán Sánchez han tenido un ciclo cuatrienal espectacular, obtuvieron medallas en Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Copa del Mundo y Campeonato Mundial

 “El Duva” y “el Pollo” esperan repetir su éxito de Londres 2012

No parecieran ser los subcampeones olímpicos. Música tecno, luego algo de banda mientras su entrenador Iván Bautista los ayuda a practicar en las ligas en la fosa de hule-espuma. Pero en medio de la sencillez con la que se desenvuelven, Iván García “el Pollo” y Germán Sánchez “el Duva”, afinan los detalles técnicos para lo que esperan sea su “Grand Final”: Río 2016.

Tan diferentes en personalidad, perfectamente complementados en la fosa de clavados, tenemos luego la oportunidad de deleitarnos, sin pagar, de un espectáculo de clase mundial. Ejecutan algunos saltos en la plataforma de 5 metros, de los obligatorios, y luego… A escena… La plataforma de 10 metros, una secuencia de 10 saltos que bien valen el viaje hasta la Perla de Occidente, sólo para disfrutar la perfección de su danza aérea.

En la Alberca del CODE Jalisco, donde nos han recibido con los brazos abiertos, Iván Bautista, uno de los más sobresalientes entrenadores mexicanos de los últimos 20 años, forjador de tres subcampeones olímpicos, todos ellos en Londres 2012, actúa como anfitrión y amablemente, sinceramente, sencillamente, nos atiende al terminar la rutina en la piscina mientras sus discípulos van a terapia a otra zona del complejo deportivo, instalado apenitas en “la frontera” de Zapopan y Guadalajara.

El tercer miembro del destacado equipo mexicano, es la aún muy joven Alejandra Orozco, quien a sus 15 años obtuvo la medalla de plata en Londres haciendo dueto con la campeona mundial Paola Espinoza en la plataforma de los 10 metros.

“Son muy diferentes, pero esa es la razón por la que se han acoplado como equipo, hacer la definición de cada uno es como hablar de dos muchachos que no tuvieran nada que ver entre sí. Pero juntos, hace tiempo, entendieron que el mejor camino para ellos era adaptarse” Nos dice Bautista, ganador en dos ocasiones del Premio Nacional del Deporte gracias a su sobresaliente trabajo.

Iván es extrovertido, intenso, no se está quieto un solo instante, bromea, da consejos, pero cuando lo cuestionamos sobre el costo de oportunidad, aunque sonríe, es una sonrisa lejana, de añoranza… “Mi familia, eso es lo que mas duele, eso es lo que he dejado, aunque las personas piensan que lo mas importante es que dejas de vivir como niño, como adolescente, y no, si dejas la fiesta, eso es normal, pero eso no es nada comparado con la familia, pero es lo que quieres, con lo que sueñas, forma parte de lo que quieres y terminas por entender que nada es fácil, y que si quieres alcanzar algo en la vida, se requiere sacrificio“.

Y luego el llamado “Pollo” hace un flash-back a ese día en el complejo acuático de Londres 2012, cuando allá, hasta arriba, en lo más lejano estaba la más intensa y apasionada porra mexicana, su familia, su papá, su mamá, sus dos abuelas…

No pensaba en ellos, yo estaba en lo mío, estaba súper concentrado, y cuando nos vimos, te puedo decir que fue un momento muy bonito, me cuesta trabajo describirlo, fue una emoción muy intensa, en los abrazos, en las sonrisas, entendimos en medio de nuestro gran escándalo, cual era la razón por la que yo tenía que dejarlos tantos días y tantas veces… Yo no sabía lo que era ser medallista olímpico, pero no por no haberlo sido, sino que aún después de ganar la medalla, tardé en darme cuenta lo que significa…”.

Germán García por su parte, llegó para integrarse, con su sonrisa en cara de niño, era muy joven, en sus planes no estaba ser medallista olímpico, simplemente hacer bien lo que más le gustaba, eso que le robaba su atención desde muy pequeño que se convirtió en su elección después de probar en el futbol, en otras disciplinas deportivas… Le preguntamos por la familia, su padre. Él es el más joven de la familia, el único varón y el consentido. Su papá renunció a un trabajo vespertino y le decimos, “¿Nunca te preguntaste que onda con tu papá? ¿Dejar el trabajo para llevarte a las clases en la tarde?”… Y se queda pensando…

Nunca me habían preguntado eso, pero creo que cada vez que él me veía que yo iba mejorando, que avanzaba en los clavados, se sentía orgulloso de mí, no nos preguntamos nunca el tipo de sacrificios que hacen nuestros padres por nosotros, eso que hizo él, fue hasta un sacrificio para la familia, por eso, cuando ve que no se equivoco en su decisión, aunque yo no hubiera tenido éxito, yo sé que el siempre se siente orgulloso de mí…”.

Iván Bautista, “el profe” como cariñosamente lo llaman sus muchachos, los observa desde abajo en la plataforma, les da un conteo, los ve saltar, y luego revisan en una tableta la grabación del último salto… “Caíste primero…” (omito el detalle de quien era), y la reacción inmediata es subir de nuevo a la plataforma y nos regalan ahora los subcampeones olímpicos un clavado de hermosa sincronía, un clavado que, a nosotros nos asombra, pero que para el dueto de las temerarias cuatro y media vueltas adentro en los Juegos Panamericanos, en los Olímpicos, es algo que dominan…

La gente efectivamente piensa, después de que ganaste una medalla, que vas a ganar otra -nos dice Bautista- pero esas medallas no se ganan cada cuatro años, estos muchachos, entregados a la disciplina, se ganan su medalla todos los días, vienen y luchan por ella, y a la mañana siguiente por la de ese día…”.

Pero una cosa es segura, para Germán e Iván, el brillantísimo ciclo parece estar destinado a un éxito rotundo dentro de cuatro meses en Río de Janeiro. Verlos entrenar con ese ahínco, con esa determinación, no podría dar otro resultado, “no nos fijamos si vamos a ganar una medalla –dice Germán- nos fijamos en hacer lo que sabemos, de la mejor manera, nuestra preocupación es no estar preocupados, allá arriba, en lo alto estás sólo, a veces hay miedo, pero no hay derrotas cuando no lo intentas”, e Iván, con su estilo, aborda y dice:

A veces lloras, sí, a veces lloras, pero no es del dolor de estrellarte contra la barrera de concreto en que se convierte el agua en la fosa, a veces lloras porque has trabajado muy duro, porque has luchado, pero también en esos momentos, terminas por ser un ganador…”.


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