Lógica 0. Juan Villoro
Conocí en San Miguel de Allende a un norteamericano en perfecta armonía con el mundo cuyo proyecto vital sólo tiene una exigencia: “respirar”. Naturalmente, le […]
Conocí en San Miguel de Allende a un norteamericano en perfecta armonía con el mundo cuyo proyecto vital sólo tiene una exigencia: “respirar”. Naturalmente, le aconsejé que no visitara la Ciudad de México. Los saxofonistas, los yoguis, los monjes zen y los buzos han convertido la respiración en un arte. Los demás nos conformamos con que no se nos tape la nariz. Por desgracia, nuestro asfixiante hábitat nos recuerda la existencia de las fosas nasales.