Posible candidato. DE POLíTICA Y COSAS PEORES / Catón
En la suite nupcial del hotel los recién casados se entregaron con ardimiento a los deliquios de su amor. Tan urticante era su pasión que […]
En la suite nupcial del hotel los recién casados se entregaron con ardimiento a los deliquios de su amor. Tan urticante era su pasión que la cabecera de la cama golpeaba la pared; se sacudían los muebles de la habitación y se movía el candil del techo. No sólo eso: en el fuego del arrebato los amantes proferían gritos wagnerianos que superaban los decibeles permitidos por la municipalidad. Él clamaba: “¡Mi amor!”, “¡Mi vida!” y “¡Cielo mío!”, y ella profería: “¡Papacito!”, “¡Negro santo!” y “¡Coshototas!” Todo eso sin contar los jadeos y resuellos propios de la ocasión.