Todo es dinero. DE POLíTICA Y COSAS PEORES / Catón
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, estaba yogando con la esposa de un amigo suyo en el domicilio de la pecatriz. […]
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, estaba yogando con la esposa de un amigo suyo en el domicilio de la pecatriz. En medio de la refocilación sonó el teléfono, y contestó ella. Al terminar la llamada la mujer le dijo a su ilícito amador: “Era mi marido”. “¡Joder!” -exclamó Pitongo al tiempo que saltaba de la cama y empezaba a vestirse con premura. “No te apures -lo detuvo ella-. Me dijo que está en tu casa jugando al póker contigo y otros tres amigos”… El conferenciante declaró: “Sólo usamos el 10 por ciento de nuestro cerebro”.