Plaza de almas. DE POLíTICA Y COSAS PEORES / Catón
Sé bien que lo que escribí hoy no debería haberlo escrito. Sucede, sin embargo, que el escritor no escribe lo que quiere, sino lo que […]
Sé bien que lo que escribí hoy no debería haberlo escrito. Sucede, sin embargo, que el escritor no escribe lo que quiere, sino lo que sus personajes lo hacen escribir. A ellos toca la responsabilidad por este texto que algunos encontrarán sacrílego y otros sencillamente truculento. Quienes aparecen en él me lo dictaron. Yo me limité a transcribir su relación. Son tres los protagonistas: un sacerdote, un asesino y una mujer que por circunstancias de la vida -y de la muerte- se avino a acostarse por una sola vez con un hombre que no era su marido.