Masacres. DE POLíTICA Y COSAS PEORES / Catón
Dos esposas platicaban. Comentó una: “Mi marido me es absolutamente fiel”. Dijo la otra: “A mí también. Del que sospecho es del mío”… En la […]
Dos esposas platicaban. Comentó una: “Mi marido me es absolutamente fiel”. Dijo la otra: “A mí también. Del que sospecho es del mío”… En la sala de alienados uno de los internos hacía los movimientos de quien va manejando un automóvil, e imitaba el ruido del motor en marcha. Una enfermera le preguntó, sonriendo: “¿A dónde vas en tu coche, Oratino?” Respondió muy serio el hombre: “A Madrid”. Poco después la enfermera vio a otro paciente. Éste hacía los movimientos propios del acto del amor. Con igual sonrisa le preguntó: “¿Qué haces, Pitorrango?” Contestó, feliz, el individuo: “Estoy con la esposa de Oratino mientras él maneja hacia Madrid”.