La guerra en Ucrania, la gota que podría derramar un conflicto nuclear

La guerra iniciada por Rusia contra Ucrania es un riesgo latente que podría significar el inicio de un conflicto nuclear a gran escala, pues quienes manejan las 2 mil armas nucleares activas son operadas por personas que podrían malinterpretar, inclusive, banalidades, consideró el premio Nobel de la Paz 2017, Carlos Umaña.

El también doctor integrante de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, recordó que las bombas nucleares son armas que, en los hechos, buscan asesinar civiles sin ninguna restricción, en masa, y cuyas consecuencias van mucho más allá de la simple destrucción, ya que perduran en el tiempo como radiación, siendo Hiroshima y Nagasaki el único y perfecto ejemplo de sus terribles consecuencias en contra de inocentes.

“El problema que tiene esta guerra son las amenazas explícitas que se han hecho, las líneas rojas que se han cruzado. Se han abandonado los tratados bilaterales, primero en la administración Trump y ahora el cumplimiento de reducción de fuerzas estratégicas. Esto aumenta el riesgo de que haya malas intenciones y malos cálculos”, explicó,

Umaña obtuvo el premio Nobel por impulsar la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares, apoyado por la mayor parte de los países de Naciones Unidas y ahora alerta sobre, primero, el abandono de los tratados internaciones que, como el de Tlatelolco impulsado por México, logró hacer de Latinoamérica una zona libre de armas nucleares, pero hay otros que ahora son abandonados, por ejemplo, los de control que tenían Estados Unidos y Rusia.

“De las 12 mil 500 ojivas, hay 2 mil que están en operatividad, listas para detonarse en segundos, y las personas que deciden sí detonarlas, o no, responden a un sistema que identifica cuando hay un ataque entrante; estos sistemas se han disparado y han generado falsas alarmas por cosas tan banales como una nube de tormenta, una parvada de gansos o un globo meteorológico”, explicó.

Por otro lado, recordó que en especial el cine de Hollywood, busca justificar el asesinato en masa que provocan las armas nucleares por considerar a los “niños, mujeres, ancianos, inocentes” copartícipes de las decisiones de sus gobiernos. Esto es una justificación del discurso de odio que el cine replica, pero hacia personajes ficticios y no a nuestros semejantes, es contra quienes se utilizarían en una guerra a gran escala.

“Ha habido varías películas, como en ciencia ficción, como en Independence Day, Avengers, donde se utilizan, por ejemplo, contra una una raza alienígena fea. Pero eso es Hollywood interpretando una otredad; está bien matar al enemigo que es diferente y es malo. Lo que pasó en los 40s, es que el ‘alienígena’ eran los japoneses”.

Por otro lado, Oppenheimer es un ejemplo de cómo al menos se puso en la conversación la discusión más crítica de las armas nucleares y de cómo son un peligro existencial para la sociedad, algo que no sucedía anteriormente y que también la Guerra en Ucrania provocó una discusión en la sociedad en general ante la posibilidad de que sí se concrete un conflicto a gran escala.

“Oppenheimer es una buena película, pero es un hilo narrativo que cuenta desde un punto de vista y deja muchísimas injusticias que se cometieron al elegir los Álamos, la detonación del Trinity, los accidentes que ocurrieron y las consecuencias humanitarias en Hiroshima y Nagasaki. Lo bueno que tiene, es que genera conversación y nos abre la puerta para conversar lo que se dejó de lado”, subrayó.