Querétaro se llena de calaveritas de azúcar, catrinas, pan de muerto y mucho más

Comerciantes queretanos invitan a los ciudadanos a acudir al Centro Histórico a celebrar el Día de Muertos, poniendo a la disipación de todos nosotros la venta de las tradicionales calaveritas de azúcar, de chocolate, figuras tradicionales de catrinas, así como dulces típicos.

En el Jardín Guerrero los puestos principales tienen estos giros, como recuerda la señora Margarita, vendedora de calaveritas de azúcar, los comerciantes prepararon su mercancía unas semanas antes para traer aquí a venderla a la gente y que la pueda colocar en sus ofrendas, teniendo diseños que van desde angelitos, coronas, ataúdes y mucho más.

Pero hay otros tipos de dulces, los de leche, membrillo y los cristalizados, las pequeñas frutas de azúcar, dulces de coco, palanquetas, alegrías, ates y dulces de chamoy, que puede uno comprarle a doña Rosario en su puesto también en el Jardín Guerrero, todo para llevarle a su difunto sus dulces favoritos.

También, otro puesto, el del señor Juan, ofrece las tradicionales artesanías de catrinas y catrines hechos a mano y pintados con distintos colores y de distintos diseños; hay carniceros, policías, médicos, futbolistas, enfermeras, además de los ya conocidos cráneos.

Pero además, tanto en el Jardín Guerrero como en el Zenea, los visitantes pueden degustar desde comidas completas como pambasos, tacos dorados, sopes y quesadillas de guiso, hasta aguas frescas, jarritos, frituras, carnitas y hasta deliciosos buñuelos bañados en miel, elotes, esquites y nieves.

El primer cuadro de la Ciudad se llena así, junto con la decoración del viaje al Mictlán, de colores, flores y mil sabores para que los visitantes celebren con sus familias y con sus difuntos el Día de Muertos.

El viaje al Micilán, decoración en el Centro Histórico

El Mictlán es el camino para aquellos que dejan el mundo de los vivos, es un camino a una existencia eterna. Esto ocurría simbólicamente, ya que quienes se destinaban a ir al Mictlán eran quemados y sus cenizas colocadas en una olla o jarro para ser enterrados en alguna habitación de la casa, después de cuatro años la esencia del difunto “se sale y se va a los nueve infiernos”.

Los nueve estadios al Mictlán se relacionan con el primer síntoma de que la mujer está embarazada, es la detención del flujo menstrual, indicador de que hay vida en su interior, van a pasar nueve ausencias menstruales para que se dé el nacimiento, precedido por la salida del líquido amniótico, este río de agua es el antecedente del inminente parto, y de ahí su presencia en los pasos al Mictlán.

Al nacer, el individuo crecerá y al momento de su muerte tendrá que hacer el viaje de retorno al interior de la matriz, no sin antes quedar el cuerpo comido por la Tierra.

El agua, elemento indispensable para la vida, representa también la fertilidad, el nacimiento de cosechos y de la especie humana, el agua se relaciona con la purificación y la regeneración, el renacer como el morir, de ahí que forme una dualidad de vida (agua) y muerte (inframundo).

(Con información del Municipio de Querétaro)