Casa del Jubilado, un espacio para resignificar la tercera edad
Desde su regreso a las operaciones el pasado 25 de abril, este recinto se ha convertido en un refugio para las personas mayores que buscan darle un giro a su vida a través de actividades que les permiten mantener un mejor estilo de vida, al ejercitarse física y mentalmente
Desde temprana hora, adultos mayores de distintos puntos de la ciudad comienzan a congregarse en las instalaciones de la Casa del Jubilado y Pensionado, ubicada en el primer cuadro de Querétaro, a fin de participar en alguna de las actividades o talleres que se brindan en este espacio.
Desde su regreso a las operaciones el pasado 25 de abril, este recinto se ha convertido en un refugio para personas de la tercera edad que buscan darle un giro a su salud a través de la realización de manualidades o ejercicio, lo que les permite mantener un mejor estilo de vida, tanto física como mentalmente.
Clases de yoga, de baile, activación física, talleres de pintura, vitromosaico, popotillo, entre otras, son solo algunas de las muchas actividades que se realizan en este recinto y que permiten que los asistentes ocupen su tiempo y se distraigan.
Pero no solo eso, la Casa del Jubilado también se ha convertido en un oasis para la socialización, pues muchos de ellos han encontrado en este lugar a otras personas con las que pueden compartir sus vivencias, historias y experiencia.
Es el caso de don Salomón Gurrola, hombre de 86 años que pasó la mayor parte de su vida laboral como encargado de almacén de una fabrica de envases metálicos, y que ahora acude a tomar clases de yoga y taichí. Salomón reconoce que, antes, a los adultos mayores no se les tomaba en cuenta, pero con espacios como la Casa del Jubilado, las cosas están cambiando.
En este lugar, no solo ha encontrado las herramientas para fortalecer su cuerpo a través del ejercicio y las distintas actividades, sino también la amistad de otros usuarios con los que comparte su tiempo.
“(He encontrado) compañerismo, actividades sociales, por ejemplo, yo no conocía a estas distinguidas personas y ahora estoy platicando con ellas”, dice, mientras señala a tres mujeres con las que comparte mesa en el patio central de las instalaciones.
Es viernes, y la mayor parte de los usuarios se encuentran en este patio, congregados alrededor de un par de estudiantes de la licenciatura en Fisioterapia de la UAQ, quienes brindan una plática sobre el ejercicio y la movilidad en el adulto mayor.
Jorge Antonio Dueñas, uno de los futuros fisioterapeutas, les realiza pruebas funcionales para determinar su fuerza y equilibrio, a fin de que esto los incentive a qué realicen actividad física; estas pruebas tienen el objetivo de identificar si existe la necesidad de realizar algún tipo de ejercicio específico, o si se necesita que a la persona la atienda un médico.
Luego de las pruebas, los usuarios se toman un tiempo para disfrutar de un sándwich y una gelatina, preparados de manera cuidadosa por los administradores del lugar, a fin de recuperar un poco de energía y retomar, también la charla con sus pares, para estrechar los lazos sociales que ya se han construido en el lugar.
Aurora Guadalupe Serrano es otra de las usuarias de la Casa del Jubilado. Con 80 años cumplidos, pasó su vida laborando como enfermera, y actualmente disfruta de las distintas actividades que se brindan aquí.
“La verdad esto que nos están ofreciendo a nosotros, las personas de la tercera edad, es algo que nos ayuda mucho; porque nos ayuda a mantenernos sanas, a mantenernos ágiles, y sobre todo si tenemos ya alguna discapacidad”, señala, a la vez que recuerda que hace 12 años fue operada por problemas de la espalda.
Actualmente realiza manualidades de popotillos, y también toma clases de taichí en esta casa a la que ha visitado de manera constante desde hace 10 años, lo cual, en sus palabras, la ha mantenido activa.
En general, la mayor parte de los adultos mayores pasa entre 2 y 3 horas en la Casa del Jubilado, es el caso de María Esther Ortega, de 76 años, quien acude al taller de vitromosaico, lo cual le ha ayudado mucho a socializar en los casi siete años que lleva acudiendo a estas instalaciones. Añade que ha hecho buena hermandad con sus compañeros, pues incluso se ven fuera de clases, ya sea para desayunar o comer.
La Casa del Jubilado se ha convertido así en un espacio en el que los adultos mayores pueden redescubrir la forma en que viven la tercera edad a través de actividades y nuevos amigos que, sin duda, los hace vivir al máximo y con un nuevo significado su día a día.
Finalmente, cabe recordar que este espacio es administrado por Eva Gabriela Maldonado, con la ayuda de sus colaboradores, la enfermera Marisela Moreno, Norma Rivera, analista administrativo, y José Carlos Ruiz, quien desempeña las labores de vigilancia.
La Casa del Jubilado brinda atención de lunes a viernes en un horario de 09:00 a 16:00 horas. Para mayores informes, los interesados pueden marcar a los siguientes números: (442) 214 07 65, (442) 212 71 68 y (442) 824 56 67.