Cuando las pandemias llegan a los famosos
Como sucedió durante la gripe española de 1918, numerosas personalidades de alto perfil han resultado víctimas de la pandemia de coronavirus. Conoce quiénes fueron los que, tanto hace 100 años como hoy, pasaron de la fama a la lista negra de la enfermedad
Camila Sodi, Esteban Arce, Odalys Ramírez y los gobernadores de Hidalgo, Omar Fayad y de Tabasco, Adán Augusto López, son algunas de las personas famosas que han contraído el coronavirus en nuestro país. Hace poco menos de una semana, el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, se volvió objeto de burla a nivel nacional luego de sugerir que la enfermedad solo les daba a los ricos. Si bien, sabemos que esto dista de ser cierto, el hecho es que entre las personas de alto perfil los contagios por coronavirus parecen ser algo más frecuente que dentro de otros grupos sociales.
La relación entre el coronavirus y los perfiles destacados inició dentro de México luego de la divulgación de una “fake new” en la que se señalaba que José Kuri, primo de Carlos Slim y presidente de Grupo Financiero Inbursa había fallecido por la enfermedad. Horas después se confirmó que esto era falso, aunque el contagio de Kuri era real. Como consecuencia del escándalo que se desató, se supo que también Jaime Ruiz Sacristán, presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, había dado positivo a la enfermedad.
Fuera de nuestro país, algunos personajes destacados dentro de la política que han caído víctimas de la enfermedad son el Príncipe Carlos, heredero al trono del Reino Unido; el primer ministro de ese país, Boris Johnson, quien en su momento se negó a imponer restricciones severas para contener el avance del virus; el ministro de cultura francés, Franck Reister y el español Javier Ortega, secretario del partido ultraderechista VOX. La razón por la que tantos personajes destacados se contagian dentro de ámbito político, es obvia: Por las características de la propia profesión, los políticos necesitan viajar constantemente, lo que los hace más vulnerables a un virus cuya principal vía de moviento hasta ahora son los vuelos comerciales.
Fuera de la política, algunos de los contagios más célebres están en el mundo de la cultura, destacando figuras como Ed O’Brian, guitarrista de “Radiohead”, el actor cinematográfico Tom Hanks y David Bryan, integrante del grupo Bon Jovi. Un caso destacable es el del tenor Plácido Domingo, quien a sus 79 años anunció en mensaje público que había salido positivo a un exámen que se le realizó para detectar la enfermedad. Los últimos meses han sido difíciles para Domingo, quien desde el año pasado ha venido enfrentando una serie de acusaciones por abuso sexual por parte de varias mujeres. Como en el caso de la políticos de los políticos, la elevada prevalencia del coronavirus entre los artistas se puede atribuir a sus agendas, que por lo general incluyen giras y viajes al extranjero.
La gripe del 18
Lamentablemente, esta no es la primera ocasión en la historia en que personalidades famosas se ven arrastradas hasta la enfermedad y la muerte por culpa de una pandemia. En 1918, cuando un brote de virus H1N1 conocida como “influenza o gripe española” se apoderó del mundo y mató a cien millones de personas, decenas de personalidades artísticas, políticas y literarias grabaron sus nombres en las tenebrosas listas de difuntos y contagiados. Desde Guillaume Apollinaire, destacado poeta francés, hasta Alexandrina de Mecklenburg-Schwerin, reina de Dinamarca, hubo pocas personas famosas que no probaran en sus propios cuerpos los espantosos efectos del virus, el cuál, según fuentes de la época, producía en los agonizantes pacientes la sensación de estarse ahogando en una alberca.
Para bien o para mal, no todos corrieron con la misma suerte al final. Mientras Alexandrina de Mecklenburg consiguió recuperarse, Apollinaire murió y con solo 38 años dejó una viuda y un huérfano. Entre los sobrevivientes del brote también estuvo Walt Disney, quien después se convertiría en uno de los mejores animadores de todos los tiempos, así como el rey de España Alfonso XIII. Peor suerte tuvo el entonces presidente de Brasil, Francisco de Paula Rodrigues Alves, quien murió en plena ocupación del cargo y tuvo que ser relevado en medio de una crisis nacional.
Ni siquiera las figuras religiosas se vieron particularmente favorecidas dentro de la pandemia. Francisco y Jacinto Marto eran dos pequeños pastores portugueses a los que, en 1916 supuestamente se les apareció la virgen en Fátima, revelándoles tres secretos que habrían de ser develados a la posteridad. Lamentablemente, ambos perdieron la vida tres años después como consecuencia del brote de gripe en su país de origen. A propósito de figura religiosas, en el marco del del actual brote de coronavirus, la Arquidiócesis de Nueva Orleans reveló que el arzobispo Gregory Aymond resultó positivo a la enfermedad, lo que lo convertiría en el primer prelado norteamericano en caer víctima de la pandemia.
Otras víctimas célebres de la influenza española fueron John Francis Dodge, fundador de la marca automovilística que lleva su nombre; el Príncipe Umberto, de la familia real italiana; Max Weber, siociólogo célebre por la relación que trazó entre la religión y el desarrollo del capitalismo; los pintores austrohúngaros Egon Schiele y Gustav Klimt y Frederick Trump, abuelo del actual presidente estadounidense Donald Trump.
Como podemos apreciar, los famosos rara vez se hallan a salvo de las pandemias y, en muchos casos, incluso se vuelven particularmente vulnerables al tener un estilo de vida que empata perfectamente con los medios de transmisión de los virus. La actual pandemia de coronvirus está lejos de haber matado a tantas personas como el terrible brote de gripe de 1918, pero ya se llevó hasta la tumba a varias personalidades destacadas.
Hace apenas tres días, familiares del estadounidense Terrence McNally lo despidieron en un pequeño funeral privado luego de que el guinista de 81 años falleciera de complicaciones relacionadas con el virus. Por el momento es difícil establecer una prognosis sobre el desarrollo de la pandemia, pero el hecho es que, como nos neguemos a permanecer en nuestras casas, más gente, famosa o no, seguirá muriendo y el mundo se transformaŕa en una pesadilla. En nuestras manos está evitar que esto termine en tragedia como hace cien años. Solo necesitamos, jabón, gel antibacterial y la precaución suficiente para no salir a menos que sea estrictamente necesario.