Vivienda + arte en el Centro Histórico de Querétaro
En el Andador Progreso, en el Centro Histórico de la ciudad, se encuentra una antigua casa transformada en departamentos cuyos muros han sido intervenidos por reconocidos muralistas urbanos. Este experimento residencial busca devolver a la zona su vocación habitacional, con un valor agregado visual para sus huéspedes
De los métodos que la humanidad ha encontrado, a lo largo de su historia, para expresarse, el arte es uno de las menos discriminatorios; el arte no tiene que comunicar algo preciso porque surge de sentimientos que atañen a la condición humana en sí. Por eso también el arte es tan versátil y, en alguna de sus formas, llega a ojos y a oídos de todos. Sin embargo, a pesar de las condiciones que lo hacen incluyente, la idea arcaica de que el arte es elitista aún prevalece en determinados contextos en los que aspectos como la falta de acceso a la educación, principalmente, permiten que esta noción no se pueda desarraigar.
Hay otros contextos en los que las condiciones educativas y sociales, pero principalmente las económicas, han permitido reducir, e incluso desaparecer, esta supuesta brecha impuesta entre el arte y la gente; el auge industrial y el crecimiento poblacional que la ciudad de Querétaro ha experimentado en los últimos 20 años ha sido, si no la causa principal, una de las razones que han llevado a la cultura, y con ella al arte, a proliferar, al menos en determinados sectores de su población. Como prueba de esto están el creciente número de festivales culturales locales, los nombre de autores queretanos que cobran cada vez más relevancia, y la participación de la entidad en eventos culturales de índole nacional e internacional, por mencionar algunos ejemplos.
Si bien la disparidad en la calidad de los eventos que gestiona han puesto en entredicho el desempeño de las autoridades culturales de la actual administración, no podemos negar que en Querétaro, sobre todo en la zona del Centro Histórico y aledañas, todas las semanas hay al menos un concierto musical, la inauguración de una exposición pictórica o un taller de formación artística disponible, en la mayoría de los casos de forma gratuita, para el público en general. Este ambiente sin duda ha influido en jóvenes como Leonardo Isla, un estudiante universitario que ha visto precisamente en el arte un valor agregado a los servicios de hospedaje que, junto con su familia, ofrece en varios departamentos ubicados en esta zona de la ciudad.
Aunque sus estudios nada tienen que ver con este tema, Leonardo asegura que siempre se ha sentido cerca del arte como aficionado y descubrió, desde muy temprana edad, las posibilidades de negocio que su compra-venta ofrece; a los 18 años adquirió por primera vez, con 10 mil pesos que le regalaron sus padres, dos cuadros que posteriormente revendería para comprar más piezas, principalmente de artistas radicados en San Miguel de Allende. Así comenzó el camino que Leonardo actualmente sigue para cumplir el que, dice, es uno de sus sueños: tener todo su capital invertido en la paredes de su casa, es decir, en cuadros. De hecho asegura ya haber identificado varios nichos de mercado en el sector artístico gracias a su formación como administrador de empresas, a través de los cuales espera obtener ganancias significativas al tiempo que disfruta, como propietario, de las pinturas y otras piezas que adquiera.
Este sueño también fue la inspiración que lo llevó a gestionar la intervención de las paredes de una antigua casa ubicada en el Andador Progreso, en el Centro Histórico, que su familia adquirió hace alrededor de tres años para transformarla en varios departamentos que fueron remodelados y ahora están disponibles para ser alquilados por turistas a través de Airbnb. Al interior se puede apreciar el trabajo comisionado de muralistas como Miguel Valiñas, Renata Martínez, Goal Maya, Sens OC, David Rocha y Ricardo Moste, quienes ya gozan de cierta reputación en la escena local del arte urbano. La motivación detrás de esta restauración fue, de acuerdo con Leonardo, devolver al centro su vocación habitacional, en lugar de transformar el espacio en una tienda, un restaurante o un bar. Aprovechar el auge turístico de la zona para que los huéspedes experimenten un deleite visual doble: en primer lugar las vistas del centro, con su arquitectura colonial, las cúpulas de las iglesias y las calles pintorescas; y en segundo al interior de los departamentos con los murales, así como en la terraza que fue acondicionada en la azotea de la casa, en la que también se pueden aprecias varias intervenciones.
El siguiente paso en el proyecto de Leonardo Isla con respecto a sus departamentos, es darles el formato de residencias artísticas. Para esto, en el tercer trimestre de este año, lanzará una convocatoria de portafolio enfocada tanto a artistas locales, como nacionales e internacionales, que quieran pasar un año en Querétaro y durante el cual puedan producir, in situ y como retribución, trabajos que posteriormente puedan ser expuestos en galerías y museos de la ciudad. La idea es que los primeros artistas residentes lleguen a los departamentos a principios de 2018.
El paradigma de poseer arte como un bien material ha experimentado ciertos cambios con la llegada de la generación millenial al mercado, al menos en el contexto estadounidense. De acuerdo con la encuesta anual U.S. Trust Insights on Wealth and Worth de 2016, de un grupo de alrededor de 700 personas con un alto perfil socioeconómico, las mayores de 50 años vieron más importancia en el valor estético de una obra de arte, en comparación con los más jóvenes, que suelen inclinarse más por el valor comercial de la misma. El estudio también arrojó que el 42 por ciento de los millenials encuestados consideran que en los próximos años se suscitará un repunte significativo en el mercado del arte. Aunque no existe un estudio económico equivalente en el contexto mexicano, iniciativas como la de Leonardo Isla podrían ser indicadores de que los atributos comerciales del arte cobran cada vez más relevancia entre quienes buscan emprender un negocio o hacerse de un patrimonio económico. La consolidación, en un futuro, de un mercado de arte en Querétaro comprobaría esta teoría.