Naturaleza, belleza y activismo social
Con dos décadas de trayectoria y una variedad de productos que ostentan la frescura como insignia, la marca de cosméticos Lush es un vehículo para reencontrarse con la naturaleza y el cuidado del cuerpo
Hace alrededor de dos décadas un grupo de amigos originarios de la ciudad costera de Poole, en el Reino Unido, pensaron en crear una línea de cosméticos y otros productos para el cuidado del cuerpo fabricados a partir de procesos artesanales, con materiales e ingredientes que se obtuvieran en la zona para garantizar la frescura de los mismos, que fueran vegetarianos, que no estuvieran testados en animales y cuyos empaques, utilizados únicamente para los productos en los que fuese indispensable, no generaran basura imposible de reutilizar o reciclar. Así nació Lush, una empresa privada que actualmente cuenta con más de 940 tiendas en 54 países y que, a pesar de su significativa expansión, aún conserva métodos originales en sus tres fábricas, por ejemplo: todas las mezclas de ingredientes se hacen a mano.
«Cada uno de los productos de Lush tiene una inspiración diferente, y son muy personales» dijo Mari Carmen de la Torre, una de las socias de Lush en México, en entrevista para Codicegrafía sobre la presentación de sus productos. «Los olores, los colores, las formas diferentes te dan una explicación de lo que es […] se busca el beneficio del consumidor, pues los ingredientes siempre son lo más frescos posible, te decimos cuándo se elaboró y cuánto tiempo va a durar fresco en tu casa». Además, cada producto tiene una etiqueta con el nombre de la persona que lo elaboró, ya sea en la fábrica de Inglaterra, la de Alemania o la de Japón.
A México llegó en 2011 por iniciativa de otro grupo de amigos, entre ellos Mari Carmen, que obtuvieron la sociedad luego de presentar un plan de negocios a los dueños de la marca «cinco años después sabemos la maravilla que es esto, porque va más allá de un mero negocio, es un estilo de vida […] va cambiándote, empiezas a cuestionarte en muchas áreas de tu vida y en un momento dado buscas tener lo más natural posible». Hoy Lush tiene seis tiendas físicas en México, cuatro en la Ciudad de México, una en Guadalajara y una en Querétaro, así como una tienda online que hace entregas a toda la República.
Además del culto al cuerpo bello y saludable, Lush tiene un espíritu activista que, a través de distintas acciones, defiende derechos humanos, derechos medioambientales y derechos de los animales. Una de estas es Charity Pot, una crema para el cuerpo de la cual los ingresos son donados íntegros diversas organizaciones, «buscamos proyectos transformadores, más allá de solamente dar apoyos económicos, que son válidos y que los hemos hecho también, buscamos causas transformadoras que el día de mañana podamos decir que un cambio se logró porque ayudamos combatiendo, difundiendo, apoyando movimientos que se encargan de transmitir esta información», expresó Mari Carmen con respecto a la selección de causas a las que ayudan.
«Nos compra mucha gente que quiere ya un cambio, en el sentido de lo que está utilizando como producto, pero que también que tiene una consciencia social, un activismo; si sabes que lo que estás gastando en tu crema, que no solo funciona de maravilla, se va a donar a ciertas causas la gente se compromete muchísimo».
El mensaje de Lush de retribuir con acciones positivas para la Tierra y sus habitantes los recursos que toma de ella, ha llegado con fuerza a Querétaro y al resto de los lugares de México donde sus productos son utilizados, por eso sus planes de expansión son tan ambiciosos y ya contemplan la posibilidad de abrir tiendas en Monterrey y Puebla. Quienes la conocen, saben qué la marca es un aliado para oler bien, verse bien y sentirse bien, pero sobre todo para reconciliar la belleza cosmética con la naturaleza.