Equipos Comerciales, tres décadas de emprendimiento
La empresa cumple 30 años este fin de año consolidada como referente del interiorismo en el sector empresarial de Querétaro
La de Equipos Comerciales de Querétaro es una de esas historias que confirman las teorías de quienes defienten al emprendimiento como filosofía empresarial fundamental. Y no es para menos, pues es la historia de un empresario, el ingeniero Alejandro Torres, que tuvo la visión para desarrollar un esquema de trabajo que hoy, a tres décadas de su creación, recoge los frutos de la perseverancia y del éxito en los negocios, a la vez que se prepara para pasar la estafeta a la siguiente generación de empresarios, sus tres hijos, que desde distintos nichos profesionales han aportado a la especialización del negocio familiar.
Desde una silla de despacho hasta el mobiliario de oficina completo para un corporativo, así de amplia es la oferta de Equipos Comerciales. A través de proyectos que involucran la participación de diseñadores y arquitectos en su desarrollo para garantizar a los clientes que los espacios intervenidos permitirán a sus ocupantes desempeñar sus actividades de forma eficiente, además de que serán equipados con muebles de calidad, con vanguardia tecnológica, de las marcas líderes del mercado y por proveedores comprometidos con el medio ambiente.
Relojes checadores, el inicio de todo
Cuando arrancó actividades, Equipos Comerciales era una empresa pequeña, sucursal de otra tienda homónima en Celaya, distribuidora de Industrias Riviera, fabricante de mobiliario con sede en la Ciudad de México. Eran los tiempos de Miguel de la Madrid y el ingeniero Torres decidió dejar su trabajo en la industria metalúrgica, desgastante y poco remunerativo, para emprender un negocio que, de funcionar, le traería, a él y a su familia, mejores ingresos.
«Empezamos en el 86, estaba pequeño Querétaro y el mercado un poco contraído por las devaluaciones, el sismo del 85, y empezamos a trabajar desde cero» relató para Codicegrafía «pero desde el primer mes nunca tuvimos pérdidas». Aunque el arranque del negocio fue positivo, al poco tiempo de iniciar la comercialización de muebles de oficina, Alejandro Torres se topó con el hermetismo de la industria que en esa época estaba instalada en la ciudad para adquirir este tipo de productos, sin embargo, en sus múltiples visitas a empresas se percató de un sector que estaba poco atendido.
«Empecé a notar que las empresas de Querétaro en ese entonces no estaban bien atendidas en los sistemas de controles de acceso y relojes checadores, veía que tenían relojes muy pequeños para empresas muy grandes, o relojes de tamaños sobrados en empresas pequeñas». Entonces el ingeniero Torres cambió de estrategia; su empresa era distribuidora de una marca de relojes checadores japoneses, y serían estos la tarjeta de presentación que le abriría las puertas de empresas como Gerber, Vitro y Protal (ahora Mabe).
A partir de entonces el ritmo de trabajo se aceleró; hasta 40 prospectos comerciales llegó a visitar Alejandro Torres en un día. «Empezaba en el Parque Industrial Benito Juárez, dejaba mi coche y caminaba hasta Industrial del Hierro, todas esas empresas las recorría. Trataba de relacionarme con los empresarios […] terminaba siempre hablando con los ingenieros sobre producción, proceso de fabricación, hablábamos el mismo lenguaje y a final de cuentas ya le vendía los muebles de oficina».
A río revuelto, ganancia de pescadores
A pesar de los números positivos, la empresa del ingeniero Torres fue un actor menor en el sector, que era ocupado en un 70 por ciento por DM de México, especializada en comercializar las máquinas de escribir IBM, cotizadas en a principios de la última década del siglo pasado. Mientras tanto, Equipos Comerciales desarrollaba proyectos de mobiliario para empresas del sector público, del privado y para instituciones educativas.
Una serie de malas administraciones llevaron a DM de México, la que Torres consideró siempre una gran empresa, a cerrar operaciones. «Como dice el dicho, ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’» dijo el ingeniero sobre la oportunidad que significó para su negocio la salida del mercado del competidor más fuerte.
Una nueva generación de empresarios
El rostro del ingeniero Alejandro Torres se llena de orgullo cuando habla de sus hijos Omar, Yunuent y Edgar, a quienes les procuró la mejor educación y preparación profesional, y que hoy se lo retribuyen al estar los tres incorporados al negocio familiar, donde cada uno ha encontrado espacio para, desde sus respectivas áreas (comunicación, mercadotecnia y negocios internacionales), desarrollar proyectos de especialización y mejora para Equipos Comerciales.
«Cada uno de ellos hizo su análisis, probaron en diferentes lados y vieron que la empresa familiar va creciendo, entonces se van integrando […] obviamente con la preparación que ellos traen hemos crecido exponencialmente, como está la situación, tenemos un plus con ellos con conocimientos, idiomas…» explicó el patriarca de la familia, y aunque en ocasiones las propuestas de sus hijos han sido difíciles de aceptar, aseguró que en los negocios hay que renovarse o morir.
Al equipo familiar se ha sumado un equipo de colaboradores que han encontrado en Equipos Comerciales un trabajo para desarrollar su potencial, lo cual ha derivado en una rotación de personal prácticamente inexistente. Actualmente son 52 personas las que hacen posible los elaborados proyectos de Equipos Comerciales, desde repartidores, armadores y carpinteros hasta arquitectos y diseñadores.
«Al grupo de diseñadores los mandamos a Riviera, en la Ciudad de México, a que se capaciten, han ido a Estados Unidos y hasta a Milán», para Equipos Comerciales es fundamental que los integrantes de su equipo estén al tanto de las vanguardias en lo que a tecnología y mobiliario respecta, ya que sus clientes han rebasado las límites de Querétaro y ahora muchos proyectos se desarrollan también en ciudades de la frontera con Estados Unidos, así como en la Ciudad de México y en otras al interior de la República.
Este equipo de trabajo es precisamente el principal valor agregado que, a decir de Alejandro Torres, distingue a Equipos Comerciales de otras empresas del giro y le permite desarrollar los proyectos de forma eficiente. «Ellos están a gusto porque tienen buen sueldo y sobre todo porque no los vemos como trabajadores, los vemos como familia. El personal está comprometido, se ponen la camiseta, pero también se les apoya».
Un futuro prometedor para Equipos Comerciales
En 1990 la empresa de Alejandro Torres abrió las puertas de su sala de exhibición, que entonces tenía mil 452 metros cuadrados de extensión y era la más grande del estado. Para 2008 el espacio creció a más de 3 mil metros cuadrados de espacio de exhibición. Equipos Comerciales cuenta además con sucursales en Irapuato, San Juan del Río y San Luis Potosí.
El manejo de residuos como plástico y cartón es otra de las prioridades de esta empresa, que recicla, bajo regímenes estandarizados, prácticamente el 100 por ciento de la basura que genera, además de trabajar con marcas y proveedores cuyas materias primas provienen de fuentes certificadas ecológicamente, asimismo comercializan productos que son totalmente reciclables.
«Como trabajamos con empresas trasnacionales, que son binarias, si quedaste mal es cero y si quedaste bien es uno […] entonces estamos acostumbrados a la precisión y a cumplir, a tratar de dar nuestro máximo esfuerzo. Y lo hemos cumplido, hoy en día tenemos proyectos interesantes, hemos cumplido las expectativas de nuestros clientes y de nuestro servicio», aseguró, además, que muchas empresas nacionales y trasnacionales tienen interés en trabajar con ellos.
El futuro suena prometedor para el negocio de la familia Torres, que ya piensa en posibilidades de expansión, a través de la inversión en otros sectores, además de las oficinas, del mundo del mobiliario, para continuar con el fomento al crecimiento que ha percibido a lo largo de los últimos 30 años.