Recordar es vivir para siempre
Don Filiberto fue un taxista muy amado por su familia. En este Día de Muertos, su familia, como la de muchos más, honra su memoria en su lugar de descanso
Don Filiberto Rayas González era chófer de un taxi; dejó este mundo hace ya siete años. Un hombre que dejó un legado de 15 hijos, varios nietos y bisnietos, una persona de bien, que se encargó de darle lo mejor a cada uno de los integrantes de su familia, expresa su hija Tere Rayas, quien considera estas fechas especiales para visitar a su papá.
Desde que uno ingresa al panteón Cimatario detecta una serie de colores, olores y sonidos por todas partes. Un ambiente de fiesta. A pocos metros de la entrada principal algo sobresale y es precisamente la tumba de don Filiberto, llena de vida, un altar en toda la extensión de la palabra.
Mientras que con una mano Tere carga un rosario, con la otra enciende las veladoras que rodean la cripta, que dicho sea de paso luce espectacular en color blanco, limpia a más no poder que hasta emana un brillo especial; comienza, con voz entrecortada, a explicar que la idea de la decoración corre a cargo de los 15 hermanos, los nietos y bisnietos, y enfatiza que cada año el arreglo es diferente.
“Esto que hay aquí no es mío, es de todos su hijos, de todas sus hijas, de mi madre, de sus nietos, de sus sobrinos, de toda su familia que es muy numerosa, cada año procuramos hacerle esto como un homenaje porque fue un excelente hombre, un excelente padre, para nosotros es un recuerdo muy grato, como si hubiera sido el día de ayer”.
En el altar podemos encontrar comida típica mexicana, la favorita de don Filiberto, así como la película de “El Profe”, “El gordo y el flaco”, recuerdos de sus viajes, fotos y muchas flores de todos los colores, pues a decir de Tere es la mejor forma de honrar a sus padre, quien falleció a las 82 años a causa de la diabetes.
“Mi padre nos dejó muchos valores que aún a la fecha seguimos como católicos, como cristianos, la unión de la familia, el ser lo que somos ahora, mi padre fue un hombre entregado, que le puedo decir, es mi padre y para mí lo ha sido todo”.
Tere considera que este día, al igual que el 10 de mayo, son las fechas en las que el panteón cobra vida, sin embargo pide que no sólo se haga por estas celebraciones, sino a lo largo de todo el año, pues asegura que el recuerdo es lo que mantiene con vida a los difuntos.
“Siempre tenemos que tenerlos presentes, porque a pesar de que ya están aquí en el panteón esto debe estar arreglado, uno debe estar presente, porque aún ellos están vivos, el recuerdo de ellos en nosotros es lo que los mantiene vivos”.
Al menos cada semana acuden a visitar y arreglar la tumba de su papá, a quién dijo, recuerda todos los días al despertar, le dedica una oración y le agradece por todos los momentos que le permitió vivir a su lado.