Mexicano: Canta y no llores

No había podido escribir esta columna debido a que seguía tratando de explicar lo que sucedió el domingo pasado.

Este Mundial para la selección mexicana fue atípico, porque después de la horrorosa eliminatoria que tuvimos, el Piojo Herrera logró darle vuelta a la página, cambiar el chip a los jugadores, y hacer un equipo competitivo en muy poco tiempo.

Esta selección nos hizo soñar a muchos, rompió expectativas de todos los analistas que no daban un peso por ella, jugando bien los partidos, al tú por tú contra Brasil;

Un Piojo que cautivó al mundo con sus festejos y la energía que proyecta a sus jugadores, haciendo una fase de grupos histórica y pasando a octavos de final.

Ya en esta fase, aparecieron los fantasmas de toda la historia, los penales contra Bulgaria, el pedazo de gol de Maxi Rodríguez, los cambios inexplicables del vasco Aguirre, ahora transformado en un cambio de táctica del piojo, dejando atacar a los holandeses por 20 minutos yendo en contra de su naturaleza.

Hasta que el desgraciado, un villano más odiado que el mismísimo Santana apareció, Robben simulando un penal y acabando con la esperanza e ilusión de llegar al famoso quinto partido y pasando lo mismo de siempre.

Los que se llevan un aplauso son los seguidores, los que hicieron el gasto para seguir a los muchachos del tri invadiendo Brasil, llenando los estadios del cielito lindo y del polémico grito a los porteros, y a los que nos quedamos,  paralizamos al país por 90 minutos en cada partido porque está jugando México.

Lo destacado fue la enorme figura de Ochoa quien la vida le hace justicia, un Gallo Vázquez y Héctor Herrera quienes nos dejan con un gran sabor de boca y la consagración del futuro capitán Héctor Moreno.

Se pensó que Herrera acabaría con el “ya merito” y llegaríamos al obsesionado quinto partido, y ahora me hago muchas preguntas como ¿el nivel de México es estar de por vida en octavos?, ¿necesitamos un psicólogo para vencer esta obsesión?, ¿cuándo será prioridad el deporte por encima del dinero en nuestros directivos y federación?, ¿realmente somos malos? y ¿por qué Costa Rica si y nosotros no?

Sé que el futbol es lo más importante de lo menos importante, sin embargo en un país donde se lucha día con día, con problemas económicos y sociales, el futbol representa un escape a la realidad para el mexicano de a pie, que le ocupa más la selección que las reformas discutidas en estos momentos en el Congreso de la Unión.

Me despido contando los días para Rusia 2018, esperando que exista un proceso y que se le de continuidad al mismo, y le daría la bendición al Piojo para poder lograrlo.

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