Enrique Plancarte murió entre unas nopaleras
Era uno de los líderes de los Caballeros Templarios
Enrique “El Kike” Plancarte, uno de los líderes del grupo criminal ‘Los Cabelleros Templarios’, cayó muerto la noche de este lunes 31 de marzo entre varias nopaleras, ubicadas en un terreno de la comunidad El Lindero, municipio de Colón, Querétaro.
El 14 de febrero el Ejército Mexicano irrumpió en Apatzingan y fue a partir de esta fecha, cuando a través de detenciones y bajas sensibles mermaron la operación de este grupo criminal, lo que ha propiciado desde ese entonces un fenómeno de efecto cucaracha en los estados circunvecinos.
“El Kike”, considerado el número dos en la estructura templaría, buscó refugiarse en el municipio de Colón, una demarcación que dicho sea de paso se ha posicionado como un gran polo de desarrollo económico para el estado de Querétaro y fue sede de la última reunión regional de seguridad Centro-Occidente, el pasado 11 de marzo.
A diferencia de las mansiones que tenía en Michoacán y de los lujos que derrochaba, en el municipio de Colón rentó una vivienda no mayor a los 40 metros cuadrados para protegerse y únicamente tenía lo elemental para sobrevivir.
Este martes, ya no había elementos de la Secretaria de Marina, ni del Ejército Mexicano afuera de la casa, únicamente realizaban rondines o patrullaban algunas calles de la cabecera municipal, donde la gente miraba escéptica y con cierto grado de nerviosismo tras el operativo que se llevó a cabo en esta zona.
La casa estaba abierta, a primera vista lucían en la cochera dos tanques de gas, un refrigerador y una estufa eléctrica en mal estado, contaba con dos habitaciones, una pequeña sala, tres camas, ropa tirada, artículos relacionados con la charrería, varios pares de botas, pantalones de mezclilla, revistas de espectáculos, medicina, dos televisores de plasma, un horno de microondas, un refrigerador y a su interior poca comida.
A tres puertas de la casa, un vecino compartió que esa vivienda era habitada por tres personas del sexo masculino -dos señores y un joven- desde hace tres semanas, que generalmente se comportaban con respeto hacia los demás, nunca dieron señales de violencia, jamás escandalizaron, ni vieron entrar a más personas al domicilio.
“Iban como para las tres semanas apenas, no absolutamente nada (de contacto) nada más cuando bajábamos con la niña, que va a la escuela allá abajo, lo único que nos decías era buenas tardes y así ya (…) saludaban bien, no le faltaban el respeto a nadie“, relató a Códice Informativo.
Asimismo, dijo que desde el domingo pasado recibió indicaciones de la Marina para que permaneciera de preferencia en su casa con su familia y no saliera, aunque eso no evitó que escuchara algunas detonaciones de armas de fuego en el transcurso de la tarde del domingo, cuando recién comenzaban los sobrevuelos y el operativo por tierra.
“Nada más se pasaron, me pidieron que agarrara a mi niño y a toda mi familia, que me metiera a la casa y que no saliera por favor y agarramos y nos metimos, ya después nos empezaron a checar según la casa, ya después dijeron gracias, se salieron de la casa y se estuvieron un buen rato aquí“, contó.
Otra señora que atiende una pequeña miscelánea sobre la calle prolongación Puebla, a dos puertas del domicilio cateado, expresó que aún tenia cierto nerviosismo por este intenso operativo de seguridad que jamás habían vivido en dicha demarcación, pero confía en que las autoridades hagan su trabajo.
A dos kilómetros del refugio de “El Kike”, algunos campesinos trabajaban sus tierras con fervor y fue precisamente uno de ellos quien relató a Códice Informativo que fue testigo de la caída del líder criminal entre algunas nopaleras, producto de una persecución por parte de los elementos de la Marina.
Enrique Plancarte corrió, se saltó la malla sin importar las púas y continuó su huida por el sendero de tierra hasta llegar a las nopaleras, fue entonces cuando comenzaron a disparar contra su persona y dieron con el objetivo. Otro líder templario había caído muerto, pero ahora fue en el estado de Querétaro.