¿Por qué febrero sólo tiene 28 días?
Febrero es un mes privilegiado porque sólo tiene 28 días, con una excepción cada cuatro años, cuando tiene 29.
Durante los primeros siglos del Imperio Romano, el año estaba compuesto únicamente por diez meses, de marzo a diciembre. El número de días por mes se alternaba entre 30 y 31 días, hasta que en 713 a.C. el rey Numa Pompillo decidió hacer modificaciones al calendario para adaptarlo al ciclo lunar. Estas modificaciones consistieron en agregar dos meses más al año, uno al final (enero) y otro al principio (febrero). Entonces los años tenían 354 días y el primer mes era considerado un mes de purificación, pues en pleno invierno la tierra era estéril y consecuentemente tenía poca productividad agrícola.
Durante el reinado de Numa se creía que los números pares traían mala suerte, así que la nomenclatura de los meses se cambió a 29 y 31 días, pero las cuentas no cuadraban, ya que no se lograban los 354 días. Para solucionar este problema se sugirió que enero y febrero tuvieran 28 días, pues al ser meses sin productividad la suerte no tenía importancia, sin embargo esta medida no tuvo éxito, pues a la gente no le gustaba iniciar el año con “mala suerte”.
Fue en tiempos de Julio César, en el año 46 a.C., que se estableció el calendario como lo conocemos hoy en día; después de consultar al astrónomo Sosígenes, el general romano llegó a la conclusión de que los números pares no traían mala suerte, así que regresó al viejo modelo de 30 y 31 jornadas, y cambió a enero como primer mes del año. En cuanto a febrero, Julio César decidió que sólo se requerían 28 días de purificación. Este nuevo modelo no se ajustaba de forma precisa a los movimientos del sol, el problema se solucionó agregando un día más a febrero cada cuatro años.
A la adaptación de este calendario se le conoce como gregoriano, y es utilizado de manera oficial en la mayor parte del mundo. Además de este, en la actualidad funcionan alrededor de otros 40 tipos de calendarios, como el musulmán, que tiene 354 o 355 días, el hebreo, que tiene también 12 meses de 29 o 30 días y comienza entre septiembre u octubre del año gregoriano, el maya, compuesto por 13 meses de 20 días más cinco jornadas de meditación, o el chino, que consta de cinco ciclos de 12 años, cada uno regido por un animal distinto.
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