Jaula jurásica. Denise Dresser
Tantas veces que anunciamos la extinción del dinosaurio priista. Tantas ocasiones que celebramos su fin, sólo para despertar y encontrarlo todavía ahí. Violento, rapaz, omnívoro. […]
Tantas veces que anunciamos la extinción del dinosaurio priista. Tantas ocasiones que celebramos su fin, sólo para despertar y encontrarlo todavía ahí. Violento, rapaz, omnívoro. Arrasando con todo a su paso, destructivo e imbatible. Ni el meteorito Fox, ni doce años de panismo y alternancia, ni la ineptitud del peñanietismo han logrado acabar con él. Aunque cojea, herido, en el Estado de México y en Veracruz y en Nayarit y en Coahuila, sobrevive. Persiste. Ruge. Sus acciones siguen pesando y reverberando como lo demuestra este ciclo electoral, marcado por las prácticas del pleistoceno.